Capítulo 419: El demonio interno 2
Gu Xijiu finalmente sintió calor en su corazón. Tuvo una repentina sensación de seguridad mientras miraba hacia la alta figura parada frente a ella.
Sabía que el Kung Fu de Di Fuyi debía ser superior al de Long Siye, por lo que estaría a salvo con él.
Antes de su aparición, estaba tan tensa que no pudo luchar. Sin embargo, con su presencia, finalmente pudo dar un suspiro de alivio. Estaba tan cansada que sus extremidades estaban a punto de sufrir calambres.
La cantidad de cuidado que Di Fuyi le mostró no era común. Agitó sus mangas hacia atrás y un cojín en el piso apareció de la nada, «descansa si estás cansada, una chica no debería tener que ser tan dura».
Con ese gesto, Gu Xijiu sintió una mezcla de calidez y pesar. Sin dudarlo, se sentó rápidamente en el cojín mientras miraba a Di Fuyi y Long Siye participar en una batalla.
Antes de que Di Fuyi comenzará a pelear, preguntó, «Long Siye, ¿quieres matarla tú mismo o quieres que lo haga en tu nombre?»
Su dedo apuntaba hacia Ye Hongfeng.
Gu Xijiu estaba perdida de palabras.
Su corazón latió un poco. Una sensación de frialdad reemplazó rápidamente la calidez que recién acababa de sentir. Di Fuyi sonaba como si estuviera celoso.
Long Siye no permitiría que Di Fuyi matara a su amada a quien acababa de traer de regreso a la vida. Él la escondió detrás de su espalda para protegerla. Ambos intercambiaron brevemente unas pocas palabras y finalmente lucharon el uno contra el otro después de no poder alcanzar un entendimiento común.
Gu Xijiu vio cómo luchaban robustamente en medio de vientos de cambio. Quedó cautivada por la pelea y no se dio cuenta de que Ye Hongfeng se acercaba silenciosamente desde atrás. Gu Xijiu parecía estar tan absorta en la batalla que no sabía lo que ocurría detrás de ella.
Parecía que la espada estaba a punto de apuñalar su corazón desde la espalda. Sin darse la vuelta, repentinamente devolvió el golpe y sujetó la espada de Ye Hongfeng. Aprovechó la sorpresa y se apoderó de la espada. Después apuntó directamente de regreso hacia Ye Hongfeng.
Todo el proceso fue suave y sabía que sería atacada ya que Gu Xijiu obviamente no tendría piedad de ella.
«¡Hongfeng!» En medio del aire, Long Siye trató de distraer temporalmente a Di Fuyi con un movimiento de su espada y corrió rápidamente hacia Gu Xijiu arriesgando su propia vida.
La fuerza de su palma llegó antes que él y fue como un tifón el cual arrojó a Gu Xijiu.
Ella experimentó un fuerte impacto en el piso con un fuerte sonido de choque. Gu Xijiu estaba mareada por el intenso dolor. A duras penas podía ver y sus oídos estaban resonando hasta el punto en que ya no podía escuchar claramente.
Unos momentos más tarde, finalmente recuperó su conciencia, pero no pudo ver tanto a Long Siye como a Ye Hongfeng en la escena. Sólo podía ver una mano que era ofrecida frente a ella. Alzó la vista hacia las mangas púrpuras y vio el hermoso rostro sonriente de Di Fuyi. Él la miró y dijo tiernamente, «ven, déjame ayudarte a levantarte».
Su mano era lisa como el jade, a diferencia de la mano de Long Siye con dedos articulados que eran tan delgados como el bambú. La mano de Di Fuyi era preciosa como si fuera tallada de una exclusivamente rara Piedra de Jade de Grasa de Cordero. Esa forma de su mano era tan perfecta que disparaba la urgencia de ella por tocarla.
Sus manos eran capaces de furiosos vientos y tormentas. Ciertamente, eran capaces de proporcionarle un apoyo sólido.
Gu Xijiu finalmente puso su mano en su agarre y dijo, «los dos…»
Antes de que pudiera terminar su oración, hubo un dolor repentino e intenso en su muñeca. La mano de Di Fuyi la estaba apretando como un par de tenazas. La intensidad de su presión era capaz de romper sus huesos.
Gu Xijiu cambió completamente su semblante. Luchó ansiosamente pero falló al tratar de liberar su mano de su agarre, como si su alma también estuviera siendo rehén.
Di Fuyi vio sus forcejeos y una sonrisa apareció lentamente en su rostro. Su risa estaba llena con la penumbra de la oscuridad, lo suficiente como para darle escalofríos hasta los huesos.
«¡Tú no eres Di Fuyi!» Gu Xijiu finalmente se dio cuenta. Aunque Di Fuyi era malo, nunca se reiría de ella de semejante manera tan dolorosa.
‘Di Fuyi’ rio con más fuerza, «veo que en tu subconsciente confías en Di Fuyi».