Capítulo 37: ¡Ella no quería ser un chivo expiatorio!
Gu Xijiu miró hacia la dirección donde se había originado el sonido y vio vagamente a un joven escondido detrás de una de las cortinas de perlas de la sala más grande del segundo piso. Tan pronto como terminó su frase, las cortinas con perlas que tenía delante fueron enrolladas y su rostro pudo verse claramente por Gu Xijiu.
No se podía negar el hecho de que la familia Rong tenÍa un fuerte ADN en sus genes porque cada príncipe era muy apuesto.
Parecía tener unos veinte años y tenía un aspecto similar al de Rong Che, aunque no era tan fascinante y gentil como él otro. En cambio, él tenía una mirada bastante aguda y lucia tranquilo. Vestía una túnica negra con un dragón de color oscuro bordado en ella y aunque no estaba haciendo nada, parecía llevar el aura de alguien que tenía un estatus alto.
Rong Yan quedó estupefacto por un momento antes de salir rápidamente, arrodillándose afuera de la habitación del príncipe heredero y lo saludo. Él dijo: «Su Alteza, lamento no haber podido presentarle mis respetos antes ya que no sabía que usted ya estaba aquí. Realmente lamento eso…»
El príncipe no le dio permiso a Rong Yan para levantarse. En cambio, él habló con una voz indiferente, «oh, no te preocupes, me estaba preparando para darte un poco de espacio aquí…»
Rong Yan se sorprendió y continuo diciendo: «No me atrevo». También siguió disculpándose e incluso se despreció a sí mismo durante su conversación.
Mientras estaban en medio de la conversación, las dos hermanas Gu se acercaron para presentar sus respetos al príncipe heredero.
Cuando él, Rong Jialuo, no le respondió a Rong Yan incluso después de haberse disculpado, Rong Yan se mostró ligeramente impaciente. Después de un momento, Rong Jialuo preguntó, «¿Quiénes son estas dos damas?»
Rong Yan se sorprendió de que las dos hermanas se hubieran postrado hasta quedar mareadas. Cuando escucharon la pregunta del príncipe de la corona, Gu Tianyi respondió rápidamente, “Su Alteza, nosotras…”
Tan pronto como comenzó, Rong Yan rápidamente interrumpió diciendo, «Su Alteza, ambas damas son las hijas del General Gu y me han seguido con la esperanza de obtener alguna experiencia nueva. Lamento si fueron demasiado ingenuas y te lastimaron, mi Alteza…” Rong Yan se disculpó unas cuantas veces más para poder omitir la parte de presentarlas más detalladamente.
«¿Las hijas de la familia Gu?» Habló en voz neutra, «¿esta tú futura esposa, la sexta hija de Gu, presente aquí con nosotros hoy?»
Rong Yan contuvo el aliento otra vez ya que no había esperado que el príncipe heredero hubiera hecho esa pregunta. Estaba avergonzado y era incapaz de responder.
Gu Xijiu cruzó ambas manos mientras actuaba como una espectadora ya que conocía los escrúpulos que Rong Yan estaba teniendo en ese momento.
Después de todo, Rong Yan era su prometido oficial y por tanto, se sentía mal por estar saliendo con dos de las hermanas de su futura esposa en lugar de con ella.
Rong Yan se puso cada vez más ansioso mientras Rong Jialuo aún esperaba su respuesta. Sabiendo que Rong Jialuo no había visto antes a Gu Xijiu, simplemente respondió: «Ah… sí».
Gu Xijiu entrecerró los ojos ya que no esperaba que Rong Yan se hubiera atrevido a mentirle al príncipe heredero.
Apretó su puño ligeramente con ira porque no quería ser utilizada como chivo expiatorio.
Mientras todavía estaba pensando en cómo evitar que se convirtiera en ello, «¡Chasquido!» Rong Che, que estaba de pie junto a ella, cerro su abanico, se dio la vuelta y salió de la habitación.
«¡Ah, qué mundo tan pequeño! Tercer hermano y duodécimo hermano, no esperaba encontrarlos aquí… Ehh, ¿no son estas dos la hermana mayor y la quinta hermana de la familia Gu? Parece que ustedes están realmente divirtiéndose juntos…”
Cuando Rong Che habló, su voz sonaba apacible y alegre, pero Rong Yan tuvo miedo, ya que no había pensado que su mentira sería expuesta tan rápido y por lo tanto, quedo aturdido.
Gu Xijiu no esperaba que Rong Che la hubiera ayudado y por eso ella fue un poco tocada por sus acciones. Sonrió profundamente mientras continuaba mirando «el espectáculo».