RW – Capítulo 56

Capítulo 56: Entre las montañas

Nightingale caminaba lentamente hacia delante por el sendero de la montaña.

El sendero bajo sus pies era sólo del ancho de sus hombros. A lado de ella había una enorme pared de roca, y enfrente otra misma, solo estaban separada por diez pies, en medio había un barranco profundo. Con mucho cuidado Nightingale siempre estaba apoyándose al lado de la pared de roca, tratando de evitar deslizarse y caer en el barranco.

Cuando alzó la vista, sólo podía ver un fino reflejo del cielo, como un colgante en el cielo nocturno de color plata. Sin embargo, sabía que era sólo un poco después del mediodía, incluso durante el día, ella todavía necesita llevar la antorcha, a lo largo de la pared pues la luz que provee es insuficiente para iluminar el camino. Caminó durante mucho tiempo, incluso dio a luz a la ilusión de que ella ni siquiera estaba caminando en las montañas. El único beneficio que tenia, era que a pesar de que el viento frió silbaba por la montaña y la nieve caía, su garganta no se vería afectada entre los muros. Ocasionalmente, algunos copos de nieve de manera natural caían de su cabeza y aterrizaban en las paredes de la montaña o en el camino, convirtiéndose en una estela de vapor. Aquí abajo, con la temperatura variaba con la del mundo exterior, de vez en cuando ella podía ver el aire caliente que subía desde abajo del acantilado.

Si no fuera así, no se atrevería a pasar sola las montañas infranqueables durante los meses de los demonios. Podía esconderse en su propio mundo de niebla, pero allí, no puede cambiar la temperatura. Si se enfrentara a la nieve de pie, calculó que se congelaría de frío después de una hora de caminar.

Nightingale no quería pasar un minuto más aquí, siempre podía sentir algo en la oscuridad, observándola, haciendo que se horrorizara.

Si pudiera, Nightingale se quedaría en la niebla todo el camino, pero era una lástima que su fuerza no fuera suficiente para hacer eso. Cuando utilizó su habilidad durante mucho tiempo, rápidamente quedaría exhausta.

Nightingale levantó la antorcha y la dejó iluminar el acantilado opuesto. A la débil luz del fuego, ocasionalmente podía ver diferentes tamaños de sombras en las paredes. Nightingale sabía en el fondo, que esas eran cuevas, porque la luz no podía alcanzarlas, solo se veían como sombras redondas. Mientras que, en su lado, casi en la misma posición, también hay un agujero profundo.

Le recordó los rumores de la mina del pico norte, que decían que solía ser una guarida subterránea de monstruos, con muchas bifurcaciones que se extendían por el camino en todas direcciones, cavados por monstruos. La Pendiente del norte (Cambio de nombre perdonen) era parte de la cordillera, pero era tan amplia y ancha con muchas otras cuevas, ¿Quién podría decir que las cuevas no estaban conectadas a la mina?

La idea la hizo temblar.

Al oeste de la Cordillera había un conjunto de callejones sin salida que se dirigía a un baldío. Se sabía que la Cordillera se extendía por varios cientos de kilómetros, con innumerables agujeros excavados desconocidos. Nightingale temía que la naturaleza pudiera dar a luz a innumerables monstruos.

Ella no se atrevía a pensar en adentrarse, sólo se concentraba en seguir adelante.

Finalmente, pudo ver un cambio en el camino más adelante. El sendero del ancho se dividió en dos hombros, uno que conduce ligeramente hacia arriba y el otro que conduce una curva hacia abajo, extendiéndose a lo más profundo, llevando a un camino que conduce a la oscuridad sin fin; Nadie sabía a dónde conducía este pozo. Mientras permanecía de pie en el punto de bifurcación, la sensación de ser observado se había vuelto muy intensa, como si incontables ojos estuvieran inmóviles mirando cada movimiento que hizo Nightingale, haciéndole tener sed y dándole un hormigueo en su cuero cabelludo.

Nightingale apretó los dientes mientras abría su mundo de niebla y rápidamente se metió en él. Pronto, el sentimiento espeluznante comenzó a desaparecer.

Mientras seguía el camino descendiente, la temperatura del aire circundante pronto comenzó a caer, pero por encima de su cabeza el hilo pequeño de plata se hizo más grande. Un cuarto de hora más tarde, una enorme cueva se abrió directamente frente a ella, con su entrada ligeramente más alta que el camino que seguía. Cuando puso el pie en la cueva pudo ver un débil fuego en el fondo de la cueva.

Finalmente, había llegado al escondite de la Asociación de Cooperación de Brujas.

Cuando Nightingale dejó su mundo de niebla, fue inmediatamente detectada por la bruja a cargo de la defensa, que instantáneamente instaló una pared de humo negro para contenerla. Sin embargo, pronto la pared desapareció y una voz sorprendida pudo ser oída de la oscuridad, “¡Estás de vuelta!”

Nightingale pensó: “Sí, finalmente regrese,” pero cuando notó que la chica tenía dos bandas atadas alrededor del brazo, el buen humor de Nightingale se convirtió directamente en dolor: “Una vez más dos hermanas fueron…”

La voz de la otra bruja se detuvo por un momento y luego ella tristemente dijo: “Uh… Ah, sí. Airy y Abby tuvieron su día de adultez hace cinco días y no sobrevivieron.” Ella se obligó a sonreír, “Sucede a menudo ¿No? Pero no hablemos de ellos, tienes que volver al campamento, Wendy siempre habla de ti.”

Airy y Abby, un par de gemelas que dejaron sus vidas en una familia rica de la Montaña de Fallen Dragon para morir dentro de la Montaña. Nightingale se preguntaba a veces si lo que hacían estaba bien. Si los gemelos no hubieran salido de su ciudad, podrían haber disfrutado al menos de sus vidas con su familia, en lugar de seguir a todos, vagando de un lugar a otro sin hogar fijo.

Sin embargo, cuando pensó en Wendy, el corazón de Nightingale se llenó con calidez. Si no le hubiera tendido la mano cuando lo necesitaba, temía que ella misma siguiera viviendo como una marioneta, siempre temiendo ser desechada como cualquier otra herramienta. Sí, debería contarle las noticias lo más pronto posible, y debería contarlo a todas sus hermanas. No debían ocultarse más como pequeños ratones. Alguien estaba dispuesto a aceptar a todos ellos, y tal vez… ¡Podrían salir ilesos durante su Día de Despertar anual!

Cuando entró en el campamento, Nightingale vio que una figura familiar que estaba en cuclillas cerca de la fogata mientras manejaba la comida. Hasta ahora, no la había visto llegar, así que no pudo evitarlo y gritó: “¡Wendy, estoy en casa!”

La otra bruja se apartó de la comida, levanto la vista, dándole Nightingale su habitual sonrisa: “Veronica, bienvenida a casa.”

Wendy era la personificación de una buena mujer y también una de las primeras brujas de la Asociación de Cooperación de Brujas. Ahora tenía 30 años, pero todavía no se veían arrugas en su rostro. Tenía el cabello de color rojo-marrón que caía hacia abajo cerca de su cintura, con rasgos faciales maduros y encantadores, que le daban la apariencia de una hermana mayor. Siempre estaba preocupada por todas y cada una de las hermanas de la Asociación de Cooperación de Brujas. Ya sea sobre su vida cotidiana o consejera psicóloga, ella siempre trataría de ayudar, sin importar lo que sucediera. Si no fuera por Wendy, había una gran posibilidad de que la Asociación de Cooperación de Brujas no hubiera reunido tantas brujas.

Ella era precisamente la razón por la que Nightingale decidió escapar de su familia cuando ella la conoció, embarcándose con ella en un viaje, tratando de encontrar la Montaña Sagrada. También era una de las pocas personas que conocían su nombre original.

“¿Cuántas veces ya te he dicho que ya no soy esa cobarde niña del pasado?”, Dijo Nightingale mientras sonreía y negaba con la cabeza. “Ahora soy una poderosa bruja, Verónica ya no existe.”

“Siempre serás tú, rompiendo tus antiguas pesadillas, no significa separarte de momentos importantes y felices de tu pasado,” dijo Wendy suavemente, “Por supuesto, me alegro de que te guste tu nuevo nombre. Nightingale, te he estado esperando que regreses, seguramente tuviste que sufrir durante todo el viaje.”

“Bueno,” Nightingale dio un paso adelante y abrazó a su amiga, “Gracias.”

​Al cabo de un momento, Wendy abrió la boca y preguntó: “¿Qué le pasó a la chica, tú… Llegaste demasiado tarde para salvarla?”

Cuando la oyó hablar de esto, el espíritu de Nightingale inmediatamente comenzó a levantarse otra vez. Agarró el brazo de Wendy y dijo con emoción: “¡No! No necesitaba que la salvara. ¡Al contrario, tal vez ella es capaz de salvarnos a todos!” Entonces ella comenzó a describir en detalle su experiencia de su tiempo viviendo en Ciudad Frontera, “Ciudad Frontera es gobernada por señor Roland Wimbledon, 4º príncipe del reino de Graycastle. Él está dispuesto a refugiarnos a todos nosotros, y también prometió, que un día, ¡Que todas las brujas en su territorio podrían vivir la vida de una persona libre!”