RW – Capítulo 350

Capítulo 350: Transición (Parte II)

Mayne se quedó inmóvil y miró fijamente al anciano que estaba sentado frente a él, esperando ver algo en sus ojos.

Pero no pudo ver nada más que la falta de vida.

Los ojos del Papa ya no eran tan penetrantes y autoritarios como antes. Tal vez, él poseía la sabiduría transmitida de los papas anteriores, así como el conocimiento obtenido del Canon Sagrado, pero… nada escapa del tiempo.

“Su Santidad sé que no está bromeando”, se dio cuenta Mayne. Su viaje estaba llegando a su fin.

Los ojos de Mayne empezaron a desdibujarse.

Se arrodilló de nuevo, con la frente tocando el suelo. Esta vez, Su Santidad no le pidió que se pusiera de pie, sino que esperó hasta que completara toda la acción antes de decir: “Sígueme.”

Los guardias ayudaron al Papa a subir a un carro y lo llevaron hasta la puerta del Área Secreta Del Templo Secreto Pivotal. Mayne los siguió de cerca, y el grupo abandonó el Templo Secreto Pivotal, caminaron un largo y estrecho túnel. En los lisos muros de piedra del túnel se encontraban incrustado un cristal luminoso a cada diez pasos de distancia. Mirando por el túnel, uno no podía ver el final.

Después de caminar durante un largo tiempo, Mayne finalmente salió del túnel y entró a una habitación bien iluminada. Debajo de sus pies, el suelo se había convertido en losas planas, y pudo ver los bordes y las esquinas de las paredes, así como el candelabro que colgaba del techo. Aparentemente, el túnel los había conducido a una cámara subterránea.

“Estamos debajo de la catedral de la Antigua Ciudad Santa.” Percibiendo el desconcierto de Mayne, el Papa aclaró. “El diseño de este lugar es idéntico al de la catedral, excepto que está construido boca abajo. Lo llamo la Iglesia de la Reflexión.”

“¿Debajo de la catedral?” exclamo Mayne. “Nunca esperé que hubiera un sótano.”

“No es un sótano de hecho, porque no son mutuamente accesibles.” O’Brien sonrió. “Este lugar solo es accesible a través del túnel subterráneo del Templo Secreto Pivotal. El techo está hecho de una mezcla extremadamente gruesa de losa y arcilla, que es imposible de romper con los métodos convencionales.”

“¿Por qué… es necesario un diseño así?”

“Para guardar un secreto, sin enterrarlo completo.” Respondió. “Antes de que un Papa ascienda al trono, debe venir a la Iglesia de Reflexión para testimoniar el establecimiento, desarrollo y expansión de la Iglesia, y al mismo tiempo, aprender de memoria los objetivos de la Iglesia.”

“Derrotar a los Diablos”, dijo Mayne solemnemente.

O’Brien no asintió con la cabeza, sino que dijo en voz baja: “No, chico. Para ganar la sonrisa de Dios.”

El arzobispo estuvo brevemente perdido. “¿Qué?”

Esta vez, el Papa no respondió, sino que ordenó a los guardias que siguieran avanzando. Según la dirección de la escalera y la rampa, se movían hacia arriba. Pronto, el Grupo llegó a un gran salón. Al reconocer los diseños del entorno con el que estaba familiarizado, Mayne identificó el lugar como la sala de oración de la iglesia de reflexión.

La gruesa puerta de madera de la habitación se abrió con un crujido. Aunque parecía que el Papa no había visitado esa sala durante hace mucho tiempo, no había olor a polvo… Evidentemente, alguien había estado manteniendo ese lugar limpio en todo momento.

“Solo se les permite traerme hasta aquí. A partir de ahora, tendrás que empujarme a la habitación.” Dijo O’Brien.

“Sí, Su Santidad.” Mayne tomó las manijas de la silla de ruedas del papa y lo empujó a la sala de oración. Cerrando la puerta de madera detrás de él, la habitación no se encontraba iluminada con la luz de las antorchas del exterior. Ahora, la única luz que quedaba en la habitación era el suave resplandor de los cristales amarillos, similar a los incrustados dentro del túnel, los cristales estaban incrustados uniformemente en las paredes de los dos lados de la habitación. Sin embargo, una diferencia notable era que encima de cada cristal colgaba un gran retrato. Mayne recordaba vagamente que las posiciones de los marcos de los retratos estaban donde estaban las ventanas de la sala de oración sobre el suelo.

El contenido de los retratos era muy similar. Eran retratos de medio cuerpo de personas que vestían magníficos vestidos, mirando llenos de energía, con sus ojos aparentemente fijos. Mayne quedó asombrado cuando encontró el retrato de Su Santidad O’ Brien entre ellos – el dibujo se parecía exactamente a la persona real, miró a Mayne con una sonrisa en la cara. Una extraña sensación hizo que Mayne se estremeciera incontrolablemente, y la piel de gallina le cubrió la espalda.

“Ah, me encontraste.” El Papa pareció percibir el cambio de emociónes del Obispo. “Este retrato fue completado hace medio año. En ese momento, no parecía tan viejo como ahora, y por lo tanto es relativamente bonito. Por derecho, el retrato sólo debería colgarse después de mi muerte”. Observó cuidadosamente el retrato. “Culpa a mi impaciencia, porque quería ver cómo me veía en el retrato antes de lo que debía.”

“Su Santidad, estos son…” Mayne sintió su garganta secarse.

“Sí, son los nobles pioneros, los Sumos Pontífices de antaño.” O’Brien dijo en voz baja. “Sigamos avanzando, y te los presentaré.”

El Arzobispo escuchó las descripciones de Su Alteza, mientras que al mismo tiempo estudiaba los retratos -aunque comprendía que eran los antiguos líderes de la Iglesia, un extraño sentimiento inexplicable seguía persistiendo en su mente. Las personas en los retratos eran simplemente demasiado realistas, y Mayne no podía imaginar qué técnicas y tintes utilizó el artista para producir esos retratos de medio cuerpo. Bajo la tenue luz amarilla, la mitad de los retratos de medio cuerpo se desvanecieron gradualmente en la oscuridad mientras Mayne caminaba más lejos, dejando visible sólo la parte inferior de los rostros que continuaban sonriéndole.

A mitad de camino por la gran sala, Mayne notó inesperadamente los retratos de mujeres.

Sus miradas eran diferentes y estaban vestidas de manera diferente, pero se podía decir que cada una de ellas era emocionalmente bella – era raro que los mortales tuvieran apariencias tan extraordinarias, como bien sabía el arzobispo, y por esa razón se sentía extremadamente perplejo y asombrado. Sin embargo, Su Alteza parecía indiferente y continuó presentando tranquilamente sus nombres, términos de servicio y contribuciones.

Cada una de esas personas era un antiguo Papa de la Iglesia.

Los dos hombres pronto llegaron al final del cuarto de oración.

Frente al pasillo central de la gran sala había un retrato de cuerpo entero que ocupaba por sí solo todo un muro. Estaba colgada detrás del santuario, y sus cuatro lados estaban decorados con brillantes cristales, lo que hacía que el cuadro pareciera aún más vívido.

Mayne paso saliva y se acercó al retrato.

En el mismo instante en que consiguió tener una visión completa de la pintura, sintió que su corazón se elevaba. “¡Oh santo, una mujer de belleza incomparable!” Aparte de esas palabras, no había otra manera de describir lo que veía. Por su mirada, poseía belleza femenina y fortaleza masculina, que se mezclaban naturalmente y no entraban en conflicto entre sí. Su pelo rojo parecían vetas de llama ardiente, mientras que ella blandía una gran espada que parecía desenfrenada y capaz de extinguir todos los fuegos y deseos malvados. Se encontraba erguida sosteniendo la espada, con las cejas levemente levantadas, ambos ojos mirando hacia delante, y con sus delgados labios firmemente cerrados, parecía naturalmente poderosa e imponente. Bajo la mirada de sus agudas y penetrantes pupilas, Mayne sintió una inmensa y abrumadora presión que casi le obliga a arrodillarse ante esta magnífica dama.

“Santidad, esto es…”

Intentó voltear la cabeza, pero se dio cuenta de que O’ Brien ya se había arrodillado.

“Ella es Alicia, el primer Papa y una trascendente. También tiene un apodo: la Reina de las Brujas.”

Mayne sintió como su corazón saltaba violentamente. Sus primeras especulaciones habían resultado absolutamente correctas: ¡los primeros papas de la Iglesia eran brujas!

“¿Por qué la fundadora de la Iglesia fue una bruja?”

“Arrodíllate y muestro tus respetos, niño. Te dejaré saber todo lo que quieras más tarde.”