Capítulo 349: Transición (Parte I)
De pie en el último piso de la Torre de Babel, Mayne miró por la ventana hacia la ciudad cubierta de nieve de Hermes.
Desde el último ataque de un gran grupo de bestias demoníacas la paz a la Nueva Ciudad Santa había regresado temporalmente, y la caída de la nieve se había debilitado. Los ciudadanos de Hermes pudieron disfrutar de un respiro improbable, pero oportuno.
Aunque se suponía que era un tiempo de felicidad y celebración, Mayne seguía sintiendo nada más que vacío en su corazón. Durante el ataque, con el fin de matar a las espantosamente grandes bestias mixtas y demoníacas, un pelotón de guerreros del Ejército de Castigo de Dios había salido corriendo por la entrada lateral de la muralla de la ciudad y luchado de frente contra ellos. En total, 19 guerreros resultaron heridos y dos murieron. En cuanto a las dos bestias, permanecieron acostadas en el suelo, gruñendo durante mucho tiempo después de que los guerreros les cortaron las extremidades. Finalmente, los guardias de la muralla los mataron con lanzas. Más que la pérdida de los guerreros, durante el momento del ataque las bestias demoníacas eran lo que había aterrorizado a Mayne.
Después de permanecer en silencio por algún tiempo, soltó un largo suspiro y regresó a su asiento al lado de la mesa. Quería abrir el libro y leerlo detenidamente una vez más.
“Incluso si volteas el libro hasta que se rompa, el resultado no va a cambiar.” Tayfun dijo mientras entraba en la sala circular con dos bebidas calientes, y colocaba una frente a Mayne. “¿Su Santidad O’ Brien no ha accedido a verlo?”
“Ya envié mi solicitud al Templo Secreto Pivotal tres veces, pero aún no hay respuesta.” Dijo Mayne ansiosamente. “Y no tengo ni idea de lo que Su Santidad está haciendo en un momento tan importante…”
“No te preocupes”, lo interrumpió Tayfun, “Como has dicho, el libro fue escrito por el primer Papa, y por lo tanto, seguramente habrá errores. Después de más de cuatrocientos años, ¿quién puede garantizar que todo lo que se encuentra en el libro es exacto?”
“Pero esta vez es diferente”. El arzobispo agito la cabeza. “Si el tiempo se calculó mal, ¡será una gran catástrofe para nosotros! Estamos invirtiendo mucha fuerza y energía en la unificación del reino para reunir todo el poder del continente contra los diablos. Pero, si el tiempo se acorta a la mitad, no tendremos forma de desarrollar el Ejército de Castigo de Dios lo suficiente después de la guerra!”
“Tranquilo, Señor Mayne.” El viejo arzobispo se rió y bebió lentamente su bebida caliente. “Lo que esta hecho no se puede deshacer. No podemos cambiar el hecho de que los Colmillos del Infierno aparecieron ante nosotros. Pero puede haber dos razones para esto.”
“¿Qué razones?”
“Bebe primero, mientras te explico”, dijo Tayfun, acariciándose la barba.
Mayne recogió su taza. Al principio parecía leche de cabra, pero cuando la acercó, un olor picante entró en su nariz. “¿Qué pusiste en él?”
“Cola de Caballo.” Tayfun inclinó la boca. “Aunque no seas capaz de beber directamente el Agua de Ensueño, beber un poco de esto te será beneficioso y te ayudará a liberar las tensiones, a calmar los nervios y a dormir mejor”.
De un trago, Mayne vació la taza y pronto sintió una fuerte sensación de ardor en la garganta. Aunque se suponía que el sabor salado de la leche de cabra diluiría la cola de caballo, seguía siendo todavía extremadamente incómodo para alguien que no consumía tales bebidas con frecuencia. Tosió dos veces, se limpió la boca y dijo: “Ni siquiera una taza de Agua de Ensueño me haría conciliar el sueño. ¿Puedes hablar ahora?”
“Una posibilidad es que el Papa haya cometido un error mientras escribía: los ancianos sufren de mareos y amnesia muy a menudo, se muy bien de eso.” Tayfun se encogió de hombros.
“Eso es poco probable.” Mayne frunció el ceño. “Esto se refiere al diseño y disposición de la Iglesia, y lo que es más importante, determina el destino del Hombre. Estoy seguro de que tuvo mucho cuidado al escribir esto. ¿Cuál es la segunda razón?”
“La segunda posibilidad es que haya circunstancias que no conocemos que hayan cambiado todo esto.”
El Arzobispo esperó por un momento, y al darse cuenta de que el viejo arzobispo no tenía intención de continuar hablando, cuestionó: “¿Eso es todo?”
“Bueno, eso es todo.” Tayfun dijo.
“¿Es esto… una broma? ¿Algo cambio todo esto? Por esta sencilla razón, todos nuestros esfuerzos se irán por el desagüe. ¿Cómo puede ser tan superficial…?”
“¡Señor Mayne!” Tayfun levantó un poco la voz. “¿Qué es exactamente lo que estas buscando conseguir? ¿Una forma segura de derrotar a los diablos? ¿O crees que eres la única persona que quiere defender a Hermes y evitar que los diablos entren en las llanuras heladas?”
“…” Mayne se congeló.
“En cualquier batalla, todos quieren ganar. Pero hasta ahora, ni siquiera hemos podido asegurar la victoria en todas las batallas contra los Cuatro Reinos, sin mencionar los diablos del infierno.” Hablando en voz más alta, dijo: “¿Has olvidado las enseñanzas del Sumo Pontífice? Las consecuencias de la sobre-insistencia y el miedo no son muy diferentes. Lo que debes hacer es aceptar la realidad y tomar las cosas paso a paso hasta el final – el resultado final no es algo que podamos controlar nosotros.
Miedo a… el resultado. El corazón de Mayne palpitó. “Tiene razón, de hecho, tengo miedo. Temo que, después de convertirme en Papa, no pueda defenderme de los diablos y ver la muerte de la humanidad bajo mi mando.”
“Solía ser como tú”, Tayfun bajó la voz de repente, “pero la muerte de Heather me hizo comprender que el resultado a menudo es impredecible. Los meses de los demonios llegaron antes de lo habitual sin previo aviso, pero fuimos capaces de tomar Wolfsheart antes de la gran nevada, como estaba planeado .. pero Heather murió y la naturaleza de la guerra cambió. Aun así, todavía tenemos que continuar.” Se puso de pie y dejó escapar un largo suspiro, luego le dio unas palmaditas a Mayne y salió de la habitación. “Así que… ya sean cinco o diez años, debes ser implacable en tu misión, no por el camino de una victoria segura, sino para cumplir con tu deber aunque el resultado no sea lo que deseas.”
Después de oír que se cerraba la puerta, Mayne se quedó mirando fijamente la copa vacía que tenía delante y se mantuvo en silencio.
Tenía que admitir que las palabras de Tayfun eran razonables, pero ahora que estaba a punto de asumir esa gran responsabilidad, ¿cómo no podía sentir miedo?
De repente, un inquisidor entró a la sala. “Señor Mayne, el Sumo Pontífice desea verlo.”
¡Por fin!
Se puso de pie inmediatamente y dijo ansiosamente: “Llévame rápidamente al Templo Secreto Pivotal !”
***
Escondido en las profundidades de una meseta, el Templo Secreto Pivotal era un lugar frío y silencioso.
Caminando hacia el vestíbulo del Tempo Secreto Pivotal, Mayne parecía un poco aturdido. Aunque no había ninguna ceremonia de encarnación arreglada para ese día, todas las velas en el pasillo se encontraban encendidas y la luz de las velas resultantes mostraba una silueta anaranjada-amarilla en el salón. El candelabro superior parecía un conjunto de estrellas en el Reino de Dios.
Su Santidad O’ Brien estaba sentado en el trono, silenciosamente mirando a Mayne.
Mayne sintió que algo no estaba bien, pero reprimió sus sospechas y se acercó al trono. Se arrodilló postrado con la frente tocando el suelo.
“Levántate, niño.” La voz del Papa era muy delicada, y sin prestar atención sería difícil oír lo que decía.
Mayne enderezó su cuerpo y miro como el rostro del Papa se veía acabado por la edad y fatiga, como si no hubiera descansado desde hace mucho tiempo. “Santidad, por favor cuide de su cuerpo.”
“No es necesario.” Se rió, y profundas arrugas le cubrieron la cara de inmediato. “Voy a morir pronto.”
“Su Santidad, usted no es…”
“No, escúchame, niño.” O’ Brien trabajó para interrumpir al Obispo. “Entiendo la condición de mi propio cuerpo, y sin duda, mi tiempo se acaba.” Se detuvo un momento y respiró hondo. “El propósito de llamarte hoy aquí es transmitirte la posición del Papa.”