Capítulo 32

La Mazmorra y el Maestro Cruel 12

Desde la lejanía observo como las jóvenes se acercaban más y más a la puerta hasta detenerse.

El guardia se acerco y comenzó a hablar con ellas, Kai no pudo evitar tragar saliva y el sudor comenzó a brotar en su frente.

Mentalmente se preparo y su cuerpo se tenso listo para entrar en acción.

Sus puños se apretaron y sus piernas se arquearon ligeramente, en cualquier momento podría alcanzar su máxima velocidad, estaba preparado, su mente no dejaba de simular el encuentro y diseñar estrategias.

Entonces vio las puertas abrirse y la tensión se desvaneció a ritmo lento, solo al ver cerrarse las puertas con ellas del otro lado y solo entonces, su cuerpo se relajo y un suspiro pesado salió de su boca.

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Existían muchos dioses, pero no todos tenían sacerdotes, un claro ejemplo era Yheterna el cual era adorado solo por los guerreros.

Eso se debía a las bendiciones, dones y gracias que cada uno otorgaba, estas estaban profundamente relacionadas con la divinidad del dios, por ello, las bendiciones de Yheterna no eran aptas para un sacerdote, en cambio Ghutkar como dios del tiempo ofrecía bendiciones muy útiles para un sacerdote.

Servir a un dios como sacerdote otorgaba habilidades especiales según el dios al que servías.

Ghutkar otorgaba a sus sacerdotes una regeneración de mana elevada al igual que una habilidad única que les permitía cambiar su energía vital por mana.

Este cambio era peligroso en cierto punto, consumir tu energía vital significaba dejar morir tu cuerpo, conforme la consumieras tu cuerpo se iría deteriorando, no obstante, en una aventura, las curaciones eran la base que sustentaba la supervivencia del grupo, si el sacerdote se quedara sin mana en medio del enfrentamiento significaría la muerte del grupo, por lo que cambiar un poco de energía vital por mana no representaba un gran peligro ya que esta se regeneraría con comida y descanso a menos que esta se consumiera hasta llegar a un nivel crítico del cual no se podría regenerar.

Pasado el punto de no regeneración el cuerpo entraba en un estado de descomposición, los órganos fallaban y se detenían completamente, al igual que un motor al cual se le termino el combustible.

Entre todos los sacerdotes, aquellos que servían a Ghutkar disponían de una gran reserva de mana lo cual los volvía los mejores sacerdotes para enfrentamientos largos.

Por otro lado los sacerdotes que servían a Eri, Diosa de la vida, tenían la mayor curación entre todos los sacerdotes por lo que su sacerdocio era extenso.

Mantener un camino que conecte al sacerdote con su dios, ya de por si era muy difícil y consumía mucho mana, formar camino y mantenerlo abierto para que un tercero se presente ante un dios era una hazaña muy temeraria y arriesgada.

Pero no estaba contemplado que fuera a llevar demasiado tiempo, la base de su razonamiento era que aunque no era una sacerdotisa Kristin tenía una bendición de ese dios lo que facilitaría la conexión con él, además con las reservas de mana de Rossalia no sería problema mantener abierto el camino durante dos o tres horas cuando mucho.

Pero nada salió como se planeo, la conexión se volvió inestable.

Si Rossalia desistía y cerraba el camino Kristin jamás volvería a su cuerpo, con ello en mente se mantuvo firme y utilizo todos los medios posibles por esperar su regreso.

Fue solamente gracias a su extensa reserva de mana, regeneración y su habilidad para cambiar energía vital por mana lo que permitió que Rossalia mantuviera el camino por tanto tiempo.

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La luz de la luna entraba por la ventana de una pequeña habitación, dentro de esta solo había una cama ocupada por una mujer con el rostro vendado, una silla ocupada por una mujer de vestido y dorados cabellos que velaba por ella.

La luz blanca de la piedra mágica colocada sobre un tocador ayudaba a iluminar la habitación.

Las sacerdotisas y sacerdotes del templo habían lanzado una y otra vez sus hechizos de curación en un intento de curar sus ojos, pero nada funcionaba.

Eso se debía a que la energía vital de su cuerpo no se podía recuperar por hechizos simples de curación.

Pronto pasaría el tiempo en el cual la magia de curación pudiera  hacer efecto.

La magia no era Omnipotente, tenia limitaciones, restricciones y condiciones que se debían cumplir.

Entre las más básicas de la magia de curación estaba el tiempo, los humanos cuentan con una regeneración muy débil, pronto su cuerpo comenzaría a aislar la zona dañada y al hacerlo la magia de curación no haría efecto alguno.

Su última esperanza era Kai.

Kristin debatía si debería pedir su ayuda, de hacerlo este sin duda aceptaría, pero… ¿Qué pasaría?, los sacerdotes del templo se preguntarían la razón por la cual se curó, tal vez si simplemente lo hubiera llamado antes, pero ahora…

Fue mientras debatía sobre ese asunto que la condición de Rossalia empeoro, la tos junto con sangre se hizo presente y los sacerdotes y sacerdotisas acudieron en un intento de auxiliarla.

Con ellos los sacerdotes llegaron a un veredicto.

Muerte, Rossalia moriría y no había nada que ellos pudieran hacer para evitarlo.

Mientras que escuchaba desde el otro lado de la puerta Kristin decidió.

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El plan resulto mejor de lo esperado, estaba preparado para tener que abrir el camino con la fuerza de sus puños, pero no fue necesario, aun así, su mente no se encontraba tranquila.

Miraba fijamente el techo de la habitación, acostado en la cama pero su mente no conciliaba el sueño.

Pensaba muchas cosas, pero, entonces apareció una sensación incomoda en su mente.

La Mente de Maestro le decía que era producto de la magia Mensaje y guio su mano.

Sus dedos, anular y medio tocaron su sien y la voz de Kristin apareció dentro de su cabeza.

— Kai… ¿perdona que te despertara?

— No, no estaba dormido, no puedo conciliar el sueño…

— Kai… Necesito tu ayuda… Por favor

— ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

— Kai… Por favor… salva a Rossalia — las palabras llegaban entre sollozos.

Al sentir la tristeza y angustia en sus palabras, su corazón se estrujo, quería tener a Kristin entre sus brazos y calmar sus lagrimas.

— ¿Dónde estás?

— en el templo de Ghutkar

Kai aun no conocía gran parte de la ciudad y en especial ese lugar no se encontraba en su memoria, pero, de pronto su mente supo donde se encontraba, podía sentir la magia trabajar.

— envié un  hechizo de rastreo, por favor ven… hare lo que me pidas, pero, por favor ayúdala

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A la distancia podía ver a Kristin en la puerta de lo que parecía una iglesia, un edificio alto de dos pisos hecho de piedra.

Había recorrido una distancia considerable sobre el lomo de Escarcha, aunque tenía una idea de cuán grande era la ciudad pero ahora comprendía cabalmente cuán grande era.

Escarcha detuvo su galope a las puertas y Kai desmonto, al darse vuelta Kristin lo abrazo fuertemente estrujando su rostro contra su pecho, Kai sentía el temblor producido por su cuerpo y su pecho húmedo por sus lagrimas.

La abrazó delicadamente.

Por unos minutos permanecieron abrazados sin decir una palabra.

— perdona…

Las repentinas palabras de Kristin lo tomaron por sorpresa, ¿Qué tenía que perdonar? No comprendía, para Kai era él quien debía pedir disculpas.

— Rossalia está dentro… Kai, sé que es egoísta de mi parte pedir que te arriesgues en usar tu poder, pero, Rossalia es como una hermana para mí…

— Entiendo, no digas nada…  — contesto colocando su frente sobre la de Kristin — ¡llévame!

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Al pisar los terrenos del templo sintió una extraña sensación recorrer su cuerpo, sus ojos se indujeron de magia y se tornaron celestes, fue entonces que lo vio.

Una fuerza emanaba del templo, similar a una llama quemando un madero, una llama blanca con celeste emanaba de la estructura, su cuerpo se vigorizo y un nombre apareció en su mente.

— Ghutkar

Al escucharlo Kristin contesto.

— sí, este es el templo del Dios del tiempo Ghutkar

Una poderosa presencia, era lo que sentía Kai y eso lo ponía incomodo.

Durante el camino en los pocos minutos que les tomo llegar hasta la puerta de la habitación Kristin le dio una explicación rápida de lo sucedido.

Kai no entendía cual era la diferencia entre su magia y la de los sacerdotes, existía la posibilidad de que al igual que ellos no pudiera curarla, pero no quería pensar en ello.

Al llegar a la habitación vio a una joven rodeada de sacerdotes, los cuales usaban magia sobre ella.

— sacerdotes disculpen pero podrían dejarnos a solas un momento — sugirió Kristin inclinando la cabeza.

Ante ello los sacerdotes y sacerdotisas se miraron entre sí, luego miraron a Kai y comenzaron a dejar la habitación, antes de salir el ultimo sacerdote se acerco a Kai.

— permaneceremos a fuera de la habitación, solo tendrán un breve momento, aunque no podemos salvarla es nuestro deber encargarnos de que no sufra una muerte dolorosa — el sacerdote más anciano dijo colocando su mano en el hombro de Kai.

— Entiendo — contesto acercándose a  la joven.

Al escuchar la puerta cercarse y asegurarse comenzó a recitar su hechizo mientras Kristin permanecía detrás.

— Copa que recoge agua del rio de la vida, cáliz que sirve a los dioses, derrama aquí tú curación ¡Cáliz de vida!

El cáliz dorado apareció sobre ella derramando su agua y la luz dorada emergió de su cuerpo, el agua cayo por mucho más tiempo que de costumbre, por tanto tiempo que una copa normal ya estaría vacía, pero el agua del cáliz parecía infinita.

El mana de su cuerpo fue drenado rápidamente y en gran cantidad, tanto que un golpe de agotamiento menta llego, de pronto en su mente comprendió todo lo que se encontraba mal en el cuerpo de la joven.

Sus ojos se habían explotado, tenía múltiples hemorragias internas y la mayoría de sus órganos estaban completamente detenidos, en este punto lo único que la mantenía con vida era la magia de los sacerdotes que luchaba dentro de ella restaurándola, pero lo restaurado volvía a deteriorarse.

Pero aun así su magia estaba funcionando, podía sentirlo, la magia se lo decía.

A los pocos segundos los quejidos de agonía cesaron y las mejorías se comenzaron a hacer visibles.

El tiempo paso y los sacerdotes intranquilos tocaban a la puerta, la curación avanzaba  pero aun no estaba completa.

Los sacerdotes intranquilos comenzaron a realizar magia para abrir la puerta, era inevitable que esta desistiera.

— por favor esperen… ¡estamos realizando un ritual!… — gritaba Kristin mientras sostenía la puerta.

— ¿Qué están haciendo con nuestra hermana? — gritaban los sacerdotes furiosos.

— ¡Kai! — grito Kristin intentando decirle que no tendría mucho tiempo.

— ya casi

Finalmente la puerta desistió impactada con magia de fuego, la explosión fue  tal que esta se desprendió con fuerza siendo expulsada junto con Kristin hasta el fondo de la habitación dejando a su paso humo y polvo de piedra.

La luz dorada que desprendía el cuerpo de Rossalia y el cáliz, recibió a los sacerdotes y sacerdotisas que ingresaron con los brazos extendidos listos para conjurar sus hechizos.

Al ver lo que tenían delante de sus ojos comprendieron la naturaleza de la magia.

— una magia sagrada tan concentrada… — murmuro una de las sacerdotisas.

— No… esto es… — replico uno de los sacerdotes pero antes de poder continuar el más anciano de todos hablo.

— esto es magia divina, jamás pensé ver a un sacerdote del alto consejo divino aquí.

— el alto consejo… —murmuraron todos antes de arrodillarse.

— Su excelencia… disculpe nuestro atrevimiento — dijo el anciano arrodillado.

Kai no contesto nada y todos permanecieron en silencio.

— “¿alto consejo divino?”

— “se refiere al más alto rango de sacerdotes del Reino Sagrado de Abiltar, son los encargados de dirigir el reino, mas considerados hijos de los dioses que humanos por su gran poder sagrado”

— “¿ahora qué hacemos?”

— “por ahora sigamos la corriente… hasta que hable con mi maestra”

La curación se completo, la magia se lo decía, la joven estaba completamente restaurada y su magia se detuvo.

— Ahora solo necesita descansar… — dijo Kai mirando a los sacerdotes y sacerdotisas.

Si lo consideraban del alto consejo y estos eran los que dirigían el reino sagrado entonces Kai debía actuar como un rey para no levantar sospechas, aunque nunca le intereso el teatro, recordaba la actitud que demostraban los actores en las películas y decidió imitarlos.

— Levantad la cabeza hijos míos… — dijo con gracia y elegancia.

Todos levantaron la cabeza permaneciendo de rodillas, entonces Kai levanto la mano y saco la capa negra que había comprado y se oculto bajo el gorro.

— mi presencia aquí debe permanecer en alto secreto, os prohíbo hablar de esta noche a todos

— Como su excelencia ordene — contesto el anciano.

— He terminado mi trabajo aquí, ahora me retirare — al decirlo salió con prisa de la habitación.

— Su alteza lo escoltare hasta sus aposentos — dijo apresuradamente Kristin saliendo detrás de él.

Solo al estar completamente solos rieron al punto que las lagrimas salieron de sus por sus ojo, sin decir ni una palabra Kai monto en Escarcha y estiro su mano hacia Kristin con una sonrisa.

Kristin le devolvió la sonrisa y uso su mano como soporte para subir al lomo de Escarcha.

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Durante todo el camino sintió como Kristin lo abrazaba con fuerza y estrujaba su rostro contra su espalda.

Ahora dentro de la habitación, en cuanto cerró la puerta sus labios se encontraron desesperadamente.

Un beso desesperado y un abrazo fuerte, cual si alguno de los dos fuera a desaparecer, como si quieran evitar que uno se fuera lejos.

Las manos de Kai comenzaron a suspender su vestido apretando fuertemente su piel con ellas.

Lentamente avanzaron hasta la cama sin desprender sus labios.

Chocaron contra ella y cayeron sobre esta, Kai encima de Kristin.

Sus labios se separaron y los dos acariciaron el rostro del otro delicadamente y ternura en el rostro.

Calidez y felicidad, eso era lo que Kai sentía dentro de sí y en un intento de transmitir esos sentimientos a Kristin, este la beso en la frente.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Kristin con una sola palabra en sus labios…

— Perdóname… yo… — entonces la abrazo presionando su rostro contra su pecho.

— ¿me dirás lo que paso?

— sí…

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Esperando el amanecer que aun no llegaba conversaban, su posible muerte, su nueva habilidad, su viaje al plano espiritual.

De pronto una incomodidad llego a su mente, era la magia Mensaje.

Al colocar sus dedos en posición una voz familiar apareció en su mente… era una de las hermanas vampiro, aun con todo lo que había pasado no había preguntado sus nombres.

— Gracias… en verdad Gracias…

Kai entendió inmediatamente por el tono de su voz que algo sucedió, repentinamente se sentó bruscamente.

— ¡que sucede! — el repentino cambio de su tono y su reacción sorprendió a Kristin quien se encontraba acostada a su lado.

— está bien… ya todo terminara… solo queríamos darte las gracias una última — la conversación se corto repentinamente…

— ¡¿Qué paso?!… — se puso de pie bruscamente — ¡¿hola?!… ¡¿hola?!…

La impotencia se expandió como fuego entre la yerba seca, cerró sus puños intentando reprimir sus emociones, pero, su magia no se calmo, una ola de energía emano de su cuerpo revolviendo todo a su alrededor y quebrajando la madera debajo de sus pies dando paso a un aura roja.

Su mente se descontrolo buscando soluciones, ¿Qué podría hacer?, ¿Cómo podría ayudarlas?

La ira hacia su propia impotencia creció, Kristin lo abrazo por detrás.

— cálmate… tu magia se a descontrolado… ¿Qué sucede?

Su descontrolada mente llego a una posible solución, Augustus… si alguien podría ayudarlo era él, ahora que ya no estaba atado a la posibilidad humana y trascendió al plano demoniaco, lo que apara él era imposible para Augustus podría ser posible.

— ¡Augustus!… ¡Se que estás viendo!…  ¡Augustus!

Como contestando a sus palabras toda la luz de la habitación se extinguió.

— vaya… vaya… resultaste ser un poco escandaloso

Una esfera de humo gris emergió revoloteando en toda la habitación iluminada por la luz de la luna.

Kristin estaba sorprendida y a la vez un poco aterrada, podía sentir la presencia maligna, oscura y demoniaca que la hizo aferrarse fuertemente a Kai.

— tengo algo que pedirte y sabes que es

— las chicas vampiros con las que te divertiste ¿verdad?

— sí…

— estas consiente que intentas ayudar a sirvientes de la oscuridad tus enemigos…

— ¡sí!

— quieres hacer aunque signifique pedir ayuda a un demonio…

La ira contra su impotencia se manifestó cambiando de objetivo, la sed de sangre, dirigida a Augusto era completamente perceptible.

— lo harás… no lo harás… ¡Dilo!

— jajaja — su risa maligna se escucho por toda la habitación — ¡me gustan esos ojos paladín! Muy bien te ¡ayudare!, pero no será gratis, me deberás un favor…

— de acuerdo

— ¡Kai!  — protesto Kristin.

— pero me reservo el derecho de rachar lo que me pidas

— no creo que lo rechaces paladín, ahora, tu alto grado de luz es un problema, deberás dirigirte al cementerio, usare la energía oscura de ahí para conjurar un hechizo

Al escucharlo Kai se dirigió a la puerta.

— paladín, prepárate para el combate… es solo un consejo.