Capítulo 996: Un suspiro
El Dios de la Muerte. Nestor no continuó la conversación con Han Shuo y en su lugar se desvaneció, dejando a este sintiéndose bastante extraño por la situación. En aquel entonces, después de rescatar a su familia y escapar del Dominio de la Muerte, todavía estaba un poco preocupado de si Nestor todavía podría buscarlo en la Franja y lidiaría con él en nombre de Hill y Sha-t’o. Aunque tenía algunas sospechas, no podía tener una certeza.
Aun así, décadas después, él en realidad regresó al dominio por la invitación de Nestor. No sólo no estaba preocupado de que él se sacara antiguos rencores, incluso pudo hablar con él de manera normal. Esto habría sido inimaginable para él en aquel entonces.
Cuando pensó en ello, la única razón por la que pudo hablar con ese dios como iguales era el hecho de que ahora se encontraba en un nivel completamente diferente, ganando el reconocimiento de Nestor. La razón por la que esté lo había dejado sólo todo el tiempo era debido a que sentía que todavía tenía algún valor, pensaba que todavía no lo tomaba con seriedad, por ello no se había mostrado ante él en todo ese tiempo. Al parecer era sólo al ganar poder que uno podría cambiar su estatus y destino, para tener una verdadera paz mental.
Han Shuo sonrió y sacudió su cabeza, abandonando ese pensamiento mientras iba de camino al Dominio de la Oscuridad a un paso tranquilo. Tenía a muchos conocidos allí, por ejemplo, los ciudadanos de la Ciudad de las Sombras, llamados, Erebus, Andre, Aobashi, Carmelita y otros más. Aparte de eso, estaba Donna de Ciudad Hushveil. El pensar en Donna siempre enviaba un rastro de culpabilidad a través de él.
La reunión con los Dioses de la Destrucción, Oscuridad y Muerte tomaría lugar en el Dominio de la Oscuridad, así que él pretendía visitar a sus conocidos de momento, antes de dirigirse a Ciudad Hushveil para tener una buena charla con Donna. Después de hacerse a la idea, voló un poco más rápido, todo mientras trabajaba en fusionar las energías de sus dos encarnaciones.
…
Mientras tanto en la Casa Sainte en la Ciudad de las Sombras, Erebus, Andre, Carmelita y Aobashi estaban discutiendo la batalla de los dioses en voz baja. Desde que Wallace había sido asesinado en la Ciudad de la Glotonería, Andre tomó la posición de señor de la ciudad en la Ciudad de las Sombras. Aunque no era tan poderoso como su hermano, era grandioso en administrar los asuntos de la ciudad. En los pasados años, la ciudad se había desarrollado considerablemente bajo su mirada. El carisma y amabilidad de Andre le permitían profundizar relaciones con los otros grandes clanes y a diferencia de Wallace, no trataba de alejar a los otros poderes sólo debido a que eran poderosos y podían amenazar su reinado.
Fue gracias a las cualidades de Andre que la ciudad se había desarrollado más. A diferencia de su hermano, el conflicto violento no aparecía a menudo en la ciudad. Sin embargo, siendo relativamente débil había obstaculizado de alguna manera su autoridad. Los patriarcas de los clanes mayores en la ciudad no eran muy respetuosos con él debido a que no podía dominarlos con fuerza bruta. Si no fuera por el hecho de que Andre fue elegido personalmente por el Dios de la Oscuridad para ser el señor de la ciudad, desde hace mucho habrían tratado de trabajar juntos y derrocarlo.
“Yarus nos ha enviado las órdenes para que reunamos a todos los guardianes para que se preparen para un ataque en conjunto hacia los Dominios de la Luz, Vida y Agua. Suena a que están planeando algo enorme en lugar de un simple ataque”. Andre parecía tener bastantes problemas. Después de algo de vacilación, dijo, “sin embargo, las familias Kinson, Kisa y Buller tienen sus propios planes y no pretenden utilizar tan pronto las fuerzas de sus clanes. Esperan que alguien más tome lo peor del ataque y están yendo en contra de mis órdenes. Las cosas realmente son difíciles”.
Carmelita resopló con disgusto. “Esos tipos se están volviendo más y más temerarios. Creo que debemos dejar en claro donde recae la autoridad e incluso utilizar la fuerza si debemos hacerlo”.
Andre se sobresaltó y vaciló. Después de una pausa, suspiró. “Carmelita, sé lo que quieres decir, pero las tres familias son muy poderosas. No es el momento adecuado para actuar en su contra estando en un momento tan crítico. ¿Crees que somos lo suficientemente poderosos para mantenerlos en línea?”
Carmelita guardó silencio después de escuchar eso, aunque lucía bastante sombría. Sin importar que tan imprudente era, sabía que la familia Sainte ya no podía superar a las tres familias. Por no mencionar, este era un tiempo cuando necesitaban estar más unidos. Si la familia Sainte realmente hiciera algo así, quizás terminarían enfureciendo al Dios de la Oscuridad y perderían completamente su favor.
Aunque las cabezas de las otras tres familias realmente no obedecían a Andre, por lo menos tenían que mantener una semblanza de respeto por él y no se atrevían a actuar en contra de la familia Sainte, todo gracias al mensaje que Yarus entregó en nombre del Dios de la Oscuridad. Le temían mucho más al Dios Supremo que a la propia familia Sainte.
“Oh bien, sólo podemos soportar esto. Una vez que todo pase, entraré en aislamiento para cultivar. Mientras alcance la etapa tardía, esos tres se calmaran”, dijo Andre, “a cualquier costo tenemos que asegurarnos de que permaneceremos juntos. No podemos permitirnos lo contrario”.
“¡Pero la unidad simplemente no se mantendrá! Si ellos no obedecen nuestras directivas, seremos incapaces de consolidar la fuerza de nuestra ciudad. Si Yarus viene a preguntar sobre esto más tarde, seremos nosotros quienes caerán. Quizás incluso el Dios de la Oscuridad también nos culpara”, dijo Erebus.
“¿Entonces qué podemos hacer?” Dijo Andre con un rastro de desesperación.
“Escuché que Bryan lo está haciendo muy bien en la Franja e incluso se las arregló para acabar con alguien tan poderoso como Gyál. Si él viene a la Ciudad de las Sombras, esos tipos no se atreverán a siquiera dejar salir un gas”, Aobashi susurró después de algo de vacilación y unas miradas cuidadosas.
Al momento en que dijo eso, las expresiones de Carmelita y Andre cambiaron. Carmelita gritó, “¿por qué lo menciona? ¿No dijimos que nunca mencionaríamos ese nombre de nuevo?”
“’Suspiro’, no podemos culpar a Bryan por eso…” Erebus murmuró, habiendo estado siempre muy cerca de Aobashi.
“Sin importar que, eso no cambia el hecho de que la familia Sainte, mi padre especialmente, lo tratamos muy bien. ¡Aun así, él ni siquiera perdonó a mi padre! ¡Nunca más quiero escuchar el nombre de alguien tan siniestro!” ella chasqueó.
“Es cierto. Sin importar que, mi hermano mayor fue asesinado por él. Incluso si solíamos tener una buena relación, nunca más podremos perdonarlo”, Andre gruñó sin mostrar alguna característica.
“Entonces, ¿por qué la Ciudad de las Sombras no tomó parte en el plan que Yarus propuso para asesinar a Bryan en la Franja?” Aobashi preguntó.
Andre y Carmelita no dijeron ni una palabra, pero sus expresiones eran aterradoras. Suspirando por dentro, Aobashi no dijo nada más. Sabía mejor que nadie que el rencor entre ellos y Han Shuo no era algo que pudiera resolverse simplemente con palabras.
Antes de que Han Shuo asesinara a Wallace, él era el mejor amigo de Andre y Carmelita. Aun así cuando Wallace quiso lidiar con él, esos dos cruzaron las barreras familiares para defenderlo e incluso ayudaron a la familia Han en varias ocasiones. Sin embargo, Wallace indudablemente murió en las manos de Han Shuo.
Este era un conflicto tan complejo que incluso Aobashi no tenía una solución para el mismo. No era que ella y Erebus no hubieran tratado de hablar con los otros dos de ello, pero estos habían decidido que Han Shuo no debió asesinar a Wallace sin importar que y nunca lo perdonarían por hacerlo.
Justo entonces, un largo suspiro pudo ser escuchado desde el exterior. Sonó realmente sentimental, pero pareció desaparecer lentamente en la distancia.
“¡¿Quién está allí?!” los guardias de la Casa Sainte gritaron. Estaban dentro de una sala de reuniones secreta, cuyo acceso estaba prohibido para cualquiera. Entonces, el suspiro provocó fuertes reacciones de los guardias mientras se ponían en guardia y rastreaban a la persona.
Andre, Carmelita, Erebus y Aobashi se sorprendieron cuando escucharon la voz familiar. Después de un largo momento, Erebus se puso de pie y dijo “¿estoy alucinando? Creo que escuché la voz de Bryan”.
“No puede ser. Debería estar en la Franja en este momento. No hay manera en que se muestre aquí. Erebus, has estado muy tenso en estos días”, dijo Aobashi, antes de también ponerse en alerta. “Espera, yo también lo escuché, así que no puede ser una alucinación. Pero no hay manera en que Bryan pueda estar aquí en este momento… Simplemente debe ser alguien que suena parecido. Déjame salir para dar un vistazo”.
Justo cuando ella se puso de pie y estaba por salir, Carmelita resopló, “¡es él! ¡Definitivamente es él!” Estaba mordiendo su labio tan fuerte que casi sangraba.
Andre se puso de pie abruptamente como si estuviera pensando en algo. Giró para ver a Carmelita antes de volverse a sentar lentamente. “No le hagan caso. Dejen que se vaya”.
“¿Cómo podríamos?” Dijo Aobashi, “¡esa persona probablemente escuchó lo que dijimos! ¡Si no es Bryan, entonces debemos descubrir quien es! ¡Si es Bryan, incluso si ustedes no quieren encontrarse con él, Erebus y yo lo haremos! ¡Todavía somos amigos! ¡Si está en la ciudad, nos encontraremos con él sin importar que!”
Aobashi giró hacia Erebus, quien rápidamente asintió y aceptó. Sin embargo, no se marcharon inmediatamente y en su lugar prestaron atención a cómo reaccionarían Andre y Carmelita.