Capítulo 925: Un visitante misterioso
En alguna parte en el noroeste del Pandemonio estaba una salvaje región montañosa. Allí, Han Hao, Han Tu, Han Jin, y Han Mu estaban llevando a cabo los trabajos de construcción bajo el suelo.
Habían cavado un enorme número de túneles complicados y estrechos que se conectaban a más de mil cámaras grandes y pequeñas a unos quinientos metros bajo el suelo. Tres montañas sobre ellos habían sido ahuecadas y talladas en enormes y espaciosas cámaras de roca. Sin embargo, no había ni luz ni muebles instalados y nadie estaba viviendo en estos espacios.
“Hermano Mayor, estamos agotados. Hemos cavado un palacio subterráneo y tres montañas – ¡este realmente ha sido un proyecto arduo!” dijo el zombi élite de tierra cuyo rostro tenía una sombra amarillenta. Quizás tenía algo que ver con que él utilizara la mayoría de su energía.
El zombi élite de metal estaba en una condición similar. La armadura originalmente dorada en su cuerpo se había vuelto opaca y él lucia bastante cansado.
En el palacio subterráneo donde sólo sus hermanos estaban alrededor, el rostro despiadado de Han Hao se suavizó más de lo habitual. Alzó una ceja antes de sacar un trozo de roca que se veía como un barro seco y una roca brillante parecida al jade con una luz fluyendo en el interior y se las presento a Han Tu y Han Jin.
Tan pronto como estos vieron los dos objetos, sus ojos se iluminaron como faros. Simultáneamente, tomaron bruscamente los objetos de las manos de Han Hao.
La roca amarillenta de apariencia ordinaria comenzó a liberar una gran cantidad de Energía Yuan de la Tierra tan pronto como Han Tu la sujeto, como si se estuviera disolviendo en su mano. La debilidad gradualmente se alejó del rostro del zombi y sus ojos una vez más brillaron con energía.
Han Jin, mientras tanto, estaba masticando rápidamente la roca parecida al jade, aplastándola con sus dientes y tragándola. Después de comer la roca, él puso una sonrisa brillante y preguntó, “Hermano Mayor, ¿dónde encontraste estos tesoros? He estado en innumerables montañas y valles, pero nunca he tenido la suerte de encontrar una Roca Imperial de Arcilla o una Roca de Jade dorado. ¡Estas son las mejores esencias nutritivas de la Tierra y el Metal!”
“Las obtuve al robarlas”, respondió Han Hao calmadamente.
“Jeje, el Hermano Mayor es en efecto el mejor. ¡Ser capaz de quemar, matar y saquear por todas partes, eso debe ser divertido y emocionante!” remarcó Han Tu con su sonrisa torpe.
“¿Qué hay de mí? Pequeño Oro y Pequeño Tierra obtuvieron un tesoro. ¿Dónde está el mío?” preguntó Han Mu.
“No he encontrado nada adecuado para ti, pero mantendré un ojo en ello”, respondió Han Hao después de darle un vistazo al zombi.
“¡Entonces te agradezco por adelantado! Jeje, aparte de los tesoros, por favor mantén un ojo en las bellezas. Como un Hermano Mayor debes saberlo, ¡amo crear vida!” dijo Han Mu con una mueca lasciva.
“Ustedes tres deberían regresar al Pandemonio, mis seguidores y yo nos encargaremos del resto. Nos debería tomar al menos un año para instalar todas las luces y los muebles a través de todo el espacio”, dijo Han Hao.
“Entiendo, hermano. Pienso que cavaremos otro túnel conectado a esta base con el Pandemonio en el camino de regreso. Con el túnel adicional, podremos apoyar fácilmente nuestras bases”, dijo Han Tu sonriendo.
“Eso sería grandioso”, dijo Han Hao después de asentir. Luego, un pensamiento entró en su mente y repentinamente ascendió a la superficie.
Su rostro había regresado a la apariencia despiadada y sin emociones al llegar. Miró a su seguidor que estaba postrado en el suelo y le preguntó, “¿qué ocurre?”
“Hay un mensaje para ti, Jefe”, ese seguidor saludó y le entrego un pergamino.
Después de leerlo, una luz siniestra destelló en los ojos de Han Hao. Quemó el pergamino hasta volverlo cenizas, giró hacia el seguidor postrado e instruyó, “dile a todos y cada uno de mis Jefes que se reúnan. Vamos a hacer un viaje lejos de la Franja tan pronto como sea posible”.
El seguidor de Han Hao estaba asombrado. No entendía por qué Han Hao pidió a los Jefes de los cazadores esparcidos en cada región de la Franja para que se reunieran y se marcharan sin una razón aparente. Sin embargo, ese seguidor no hizo ninguna pregunta. Respetuosamente reconoció la orden y se retiró.
Luego, Han Hao regresó bajo el suelo y les dijo a sus hermanos, “Padre me ha dado una tarea. Tendré que marcharme de la Franja temporalmente”.
“¿Qué tarea, hermano?” Han Mu rio y dijo, “¡llévame! Recientemente me he estado sintiendo bastante aburrido”.
Han Hao sacudió su cabeza y se negó resueltamente, “mis cazadores de dioses y yo pretenderemos ser esos de la Alianza de Cazadores de Dioses. Vamos a atacar viajeros y comerciantes en lugares estratégicos para alertar a los Dominios de que la Alianza se está reuniendo. También vamos a extender cierta información. No eres adecuado para la tarea. Además, Padre regresará al Pandemonio pronto y quizás tenga tareas para ti en ese momento”.
“Oh, está bien. Entonces no importa…” respondió Han Mu quien estaba ligeramente decepcionado.
Luego de eso Han Hao partió inmediatamente, dejando el enorme proyecto de construcción a medio camino de ser completado. Han Jin, Han Tu y Han Mu regresaron lentamente al Pandemonio con el zombi de tierra construyendo un túnel a lo largo del camino.
*** Pico Glacial. Wasir, un cultivador de la energía del hielo, estaba sellado dentro de un enorme bloque de hielo. Se veía como si hubiera estado congelado allí por decenas de miles de años y no revelaba ningún rastro de vida.
El Pico Glacial estaba congelado todo el año y la temperatura común estaba alrededor de los menos setenta grados Celsius. Había ciertos lugares en el Pico Glacial donde el aire era especialmente helado y el hielo se formaba. La Cueva Congelada donde se había sellado Wasir era el punto más helado en el Pico. ¡Era tan helado que incluso mataría a un dios alto!
Wasir había elegido el Pico Glacial como su base debido al ambiente extremo. Al enterrarse a sí mismo en el punto helado, su cultivación se aceleraría. El helado hielo a su alrededor también le inspiraba un profundo entendimiento de la naturaleza gélida del elemento del agua.
En las afueras de la Cueva Congelada donde Wasir estaba cultivando, se encontraba una fila de dioses altos del agua. Estaban cubiertos por nieve de la cabeza a los pies y se veían como muñecos de nieve. Sólo un diminuto flujo de energía podía ser detectado en sus cuerpos.
A diferencia de su Señor, esos dioses altos eran muy débiles para cultivar en la extremadamente helada Caverna y sólo podían utilizar el aire helado que salía de esta. A pesar de ser sólo una fracción de helado del aire del centro de la cueva, esos dioses altos todavía se beneficiaban enormemente de esta. La velocidad de sus cultivaciones era más de tres veces mayor que otros cultivadores del elemento del agua.
Los cinco ‘muñecos de nieve’, sentados con las piernas cruzadas, tenían sus ojos cerrados mientras absorbían en silencio el aire helado que salía de la Cueva Congelada. Repentinamente, uno de ellos abrió sus ojos. Vio que una sombra con una forma indefinida se estaba moviendo con el viento antes de desaparecer.
Al inicio, la persona pensó que era sólo su imaginación jugándole un truco. Pero después de tomar un momento para sentir el ambiente, estaba asombrado de descubrir que había habías brisas de aire soplando desde la cueva. Sonidos de crujidos sonaron desde su cabeza hasta sus pies mientras él comenzaba a agitar su cuerpo congelado. Gritó, “¡Oh no! ¡Alguien entró en la cueva! El viento debería soplar constantemente desde la cueva, pero justo en este momento, el viento se movió en la dirección opuesta por una fracción de segundo. ¡Alguien debe haber entrado en la Cueva Congelada a una alta velocidad con la que causó la anormalidad!”
Los rostros de los otros cuatro dioses altos también se sacudieron y ruidos de crujidos también comenzaron a sonar desde sus cuerpos. Uno de ellos preguntó con pánico, “¿qué deberíamos hacer?”
“¿Qué más podemos hacer? ¡Informar a Su Señoría, desde luego! El Señor todavía debería estar cultivando en el hielo. ¡Si no puede salir del hielo a tiempo, podría estar en peligro!” respondió la persona antes de cargar rápidamente en la Cueva Congelada.
“¡Quédense donde están!” una voz helada repentinamente sonó desde la cueva.
Los cinco inmediatamente pausaron sus rápidas pisadas cuando escucharon la orden y quedaron en blanco viendo a la persona que descubrió al intruso. La persona estuvo aturdida por un momento antes de regresar a su lugar y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas. Les dijo a sus camaradas, “el Señor ha hablado. No está en peligro y no tenemos nada de que preocuparnos“.
Sus camaradas asintieron y también regresaron a sus asientos. Uno de ellos preguntó, “Ansett, ¿tienes alguna idea de quién es el visitante?”
Ansett, quien notó al intruso, sacudió su cabeza antes de responder, “no sentí ningún aura con la que esté familiarizado. Debe ser un experto en el mismo nivel de Su Señoría. Sólo hay unos cuantos de ellos en la Franja. Lord Salas y Logue solían venir a menudo. ¿Podría ser uno de ellos?”
“Lo dudo”, respondió el camarada de Ansett, “ellos siempre han visitado a Su Señoría abiertamente. Además, Salas dejó la Franja hace mucho tiempo y todavía no hay noticias de él. En cuanto a Logue, escuché que recientemente tuvo un desacuerdo con nuestro Soberano, así que no creo que pueda ser él”.
Los cinco no podían escuchar la conversación en la Cueva Congelada, sin darles una pista de quién podría ser el misterioso visitante.
Después de alrededor de medio día, una ligera sombra se disparó desde la cueva en un instante y rápidamente se desvaneció en el horizonte.
Los cinco habían estado esperando a que el visitante se marchara para tener la oportunidad de descubrir quién era. Aunque había utilizado todo su poder de observación, todavía fueron incapaces de determinar la identidad de la persona.
“Definitivamente no era el Soberano Logue o Salas. De otra manera, en lugar de una absoluta nada, habría dejado al menos un ligero rastro de los elementos de la muerte o el rayo en la atmósfera”, remarcó Ansett después de que el visitante se marchó.
“Entonces, ¿quién podría ser?” uno de los dioses altos estaba confundido.
“La silueta de la persona parecía bastante majestuosa y el aire que dejo atrás llevaba un rostro de un aura siniestra. Se sentía bastante similar a alguien que recientemente ha entrado en los reflectores”, remarcó Ansett después de pensar en silencio por un momento.
“Te refieres, ¿a esa persona del Pandemonio?” los cuatro camaradas de ese dios gritaron simultáneamente con asombro.
“¡Ahem!” un sonido de desaprobación repentinamente vino desde la Cueva Congelada.
Los cinco se sacudieron y se aterraron. Inmediatamente cerraron sus bocas, sin continuar su parloteo.