Capítulo 450: Doce esferas redondas
Sin la carga que eran Cecilia y su pandilla, Han Shuo fue con grandes zancadas a las profundidades del Cañón Tarrag. A lo largo del camino, tropezó con multitudes dispersas de bestias mágicas, de nivel medio y alto.
Pero cuando él llego a donde sus demonios místicos habían sido detenidos, ya no vio ni una sola criatura mágica. Una penetrante esencia flotaba en el aire donde él sintió que no había elementos mágicos. Algo estaba muy, muy mal.
Revisando la escena a su alrededor, todo lo que pudo ver fueron incontables rastros dejados por criaturas mágicas en todas las direcciones hasta una distancia infinita, con millones y billones de pisadas. Aparte de eso, no había mucha información útil. Las pocas presencias poderosas que él había sentido anteriormente con su consciencia le dieron una sensación de su propia mortalidad.
Además de eso, él sólo se tenía a sí mismo para preocuparse y con su fuerza actual, creía que incluso si no se las arreglaba para derrotar a las fuerzas del interior, escapar sin ningún rasguño no sería mucho problema, siempre que no estuviera rodeado. Esa autoconfianza le permitió aventurarse en soledad.
Deseando no permanecer por un periodo muy extenso, entro en la región. Esa extraña energía que había bloqueado a los demonios místicos no tenía el mismo efecto en un experto como él. Con un balanceo de su cuerpo, pasó a través de la defensa parecida al líquido sin esfuerzo y procedió con su descenso con la adición de las capacidades sensibles de su conciencia.
Un momento después, el Preceptor del Estado de la antigua Dinastía Verdum, Stratholme llego a la región donde Han Shuo recién había estado. A lo largo del camino, Stratholme el viejo monstruo balbuceo lo que sonaban como sandeces para sí mismo y sólo ceso sus palabrerías cuando se detuvo en la región del exterior. Dejo salir un leve jadeo. El viejo monstruo obviamente descubrió el campo de energía que detendría a cualquier persona promedio. Sacudió su mano, y su mano izquierda presiono en el aire vació con gracia, como si estuviera abriendo una puerta incorpórea. Su cuerpo se desplazó a través del aire como un fantasma y desapareció en un parpadeo.
No mucho después de que él entro, otra persona llego. El anciano de apariencia ligera tenía unas cejas pobladas y nevadas tan larga que estas flotaban por su cuello. Del perímetro externo de la región, un rayo perforo a través de la defensa invisible como una espada, permitiéndole entrar.
Luego, otra persona, una dama delicada y digna cuyo cuerpo estaba rodeado de capas de niebla, paso de forma similar a través de la defensa.
Poco después, varios equipos más de aventureros, quienes contaban con una fuerza decente llegaron también. Su curiosidad los llevo a profundizar en el área, pero no obstante fueron detenidos contundentemente por el escudo defensivo. Sin importar que tan duro lo intentaran, estos no rompieron a través de la defensa. Todo lo que pudieron hacer era mirar en el aire y lamentarse de sus deficiencias.
Han Shuo, la primera persona en entrar, escondió cuidadosamente su presencia y su enorme consciencia se desbordo para restringirse. En lugar de avanzar en todas direcciones como anteriormente lo había hecho, primero envolvió su propio cuerpo y se escondió en las sombras de algunos árboles colosales, dando vueltas mientras avanzaba.
No sólo no había ningún elemento de energía en esa región, sino que incluso el oxígeno en la atmósfera era extremadamente delgado. Utilizando su exquisita habilidad para ejercer control sobre su cuerpo, él cerro todos los poros en su piel, deteniendo su respiración y los latidos de su corazón y su yuan demoníaco se revolvía lentamente alrededor del demonio infante. Como consecuencia, a menos que uno lo viera con sus propios ojos, incluso alguien con la fuerza más sobresaliente no sería capaz de detectar su presencia a través de su percepción.
A lo largo del camino, varias extremidades de bestias mágicas llenaban el suelo, las cuales estaban teñidas con varias clases de restos de sangre fresca y colorida de las bestias mágicas. Al parecer los cuerpos mutilados tirados en los alrededores eran todos de criaturas mágicas de alto rango de niveles dos y superiores. Varias extremidades de criaturas de súper rango como los dragones podían verse por todas partes.
Sin necesidad de pensar mucho, Han Shuo entendió que fue la muerte trágica de esas criaturas mágicas de alto rango lo que causo que las otras bestias mágicas del Cañón Tarrag escaparan. En efecto, sino fuera por las incontables muertes de criaturas de alto rango, las otras bestias mágicas que habían vivido todas sus vidas en las profundidades del Cañón nunca abandonarían su hogar tan repentinamente.
¿Qué era lo que había ocurrido? Han Shuo se volvió incluso más curioso.
Haciendo lo mejor para armonizar con los alrededores, grandes árboles y ramas frondosas, él camino por otros diez minutos con un ritmo moderado y finalmente alcanzo la parte más profunda del Cañón Tarrag. Una vez dentro, la escena de un lago cristalino sin fin capturo los ojos de Han Shuo.
El agua era tan serena y pura que parecía un enorme espejo puesto sobre la tierra, e incluso la más mínima ondulación no podía ser vista. Sin embargo esa vista de las vastas aguas azules simplemente no era suficiente, para distraerlo del paisaje de los alrededores con las incontables carcasas de criaturas mágicas de súper rango, que parecían haber muerto bajo las más sombrías e inexplicables circunstancias y ninguna de estas fue severamente desmembrada.
El brillante color que llenaba ese enorme lago en el corazón del cañón se asemejaba a un cristal de zafiro, reflejando un resplandor azul bajo la suave iluminación de la luz del sol. El mar de restos de criaturas mágicas de súper rango en los alrededores dejaba una excepcional atmósfera perturbadora.
Han Shuo se ocultó bajo las grandes hojas de un árbol ancho. Sus ojos se entrecerraron ligeramente mientras miraba sobre el lago a la distancia.
En el centro de la enorme masa de agua estaba una isla plana. Donde estaban de pie docenas de humanoides que él no pudo reconocer. Estos estaban densamente juntos en la isla, todos con las mismas miradas solemnes en sus rostros como si adoraran en la dirección de un edificio alto que parecía un altar, localizado en el centro de la isla.
Si no fuera por su piel ligeramente verde, su cola como de pitón y los cuernos puntiagudos de sus frentes hasta sus nucas, quizás Han Shuo habría pensado que eran seres humanos.
Sin embargo con esos tres rasgos distintivos, él nunca los vería como humanos. Las bocas de esos humanoides dejaban salir sonidos de zumbidos peculiares similares a los de las cigarras mientras se postraban para darle adoraciones al altar.
Este era similar a una torre mágica a menudo usada por un mago. En la punta de altar estaban los corazones de incontables bestias mágicas que apestaban a pescado podrido a un lado de sus limpios núcleos mágicos. Cuatro humanoides, que parecían los líderes del grupo, cada uno con una fila de cinco cuernos puntiagudos de sus frentes hasta sus clavículas, estaban de pie en las cuatro esquinas del altar. Hablaban en un lenguaje misterioso parecido a los ruidos de insectos mientras ellos arrojaban cientos y cientos de esos corazones y núcleos en una cavidad oral gigante y grotesca llena de un espeso moco en el centro del altar.
Las cuatro figuras eran las poderosas presencias que Han Shuo había sentido anteriormente. Mientras estos estaban de pie dentro de un corto rango incluso sin su consciencia para expandirse o probar activamente, él pudo sentir un aura formidable emanando de ellos. Calculo que podría hacerse cargo de una de esas criaturas. Pero si las cuatro atacaban juntas, él sólo podría tratar de escapar.
Después de observar por un tiempo, rápidamente descubrió que las fuerzas de esas criaturas eran completamente diferenciables por los cuernos sobre sus cabezas. Entre los seres de la isla, los cuatro en cada esquina portaban la más aterradora fuerza. Alrededor del altar y bajo sus pies, había docenas de criaturas con cuatro cuernos en sus cabezas y estaban más cerca del altar.
Uno podría encontrar menos y menos cuernos en las criaturas postradas entre más se alejaba del altar. Las criaturas situadas en el perímetro más alejado solamente tenían un cuerno.
De repente, una situación familiar para Han Shuo capturo su atención.
En el pico del altar puntiagudo, repentinamente una ola de tentáculos lentamente levanto doce esferas redondas del tamaño de puños. Una de esas esferas emanaba un aura pura de muerte que hizo que él palpitara. Nunca había cruzado por su mente que un aura de muerte pudiera ser tan pura.
En cualquier plano donde la vida existiera, naturalmente habría incidentes de nacimientos, senilidad, enfermedad y muerte. Mientras las vidas continuaran al final, el elemento de la muerte estaría presente en ese plano de existencia. Sin embargo, la mayoría de las criaturas exhibían además un espantoso desorden de emociones como miedo, rabia, terquedad y resentimiento antes de que encontraran su final.
Era precisamente debido a la presencia de esas emociones que el elemento de la muerte podría no ser puro en ningún plano de la existencia. Incluso en el inframundo donde el pequeño esqueleto vivía, el elemento de la muerte siempre estaba contaminado con las caóticas impurezas.
Aun así, dentro de la esfera él sintió solamente el elemento de la muerte en su forma pura, sin impurezas presentes. Más importante aún, contenía una abrumadora cantidad del elemento de la muerte y por ello probo ser una tentación irresistible para un nigromante como él.
Instintivamente, creyó que la esfera podría brindarle inmersos beneficios. Si no fuera por su exclusivo control sobre su cuerpo físico, quizás su corazón habría comenzado a latir rápido por la emoción.
Han Shuo estaba emocionado. Mientras concentraba su atención en la esfera de muerte, comenzó a estudiar las otras once esferas usando su conciencia.
Después de mucha investigación, él nuevamente fue sorprendido hasta el núcleo. De las otras once esferas, siete de ellas contenían energía elemental tan pura como la que contenía la de muerte. Estas eran, luz, oscuridad, viento, fuego, agua, rayo y tierra.
En cuanto a las cuatro esferas restantes, aunque estas no contenían energía elemental pura, estas aún contenían algunas energías extrañas, una de las cuales era la extremadamente rara energía de la destrucción. Otra parecía ser una forma condensada de aura de pelea, emitiendo constantemente diferentes formas de aura de pelea del azul oscuro al dorado. Las últimas dos eran incluso más asombrosas. Sus interiores estaban fluyendo como una revolución de los cuerpos celestiales que después de una gran cantidad de contemplación, sintió que de alguna manera eran similares a las auras poco comunes encontradas en ciertos magos espaciales e invocadores.
Doce esferas redondas en total. Generalmente opacas y atenuadas, de un color parduzco. Estas no lucían para nada excepcionales desde la distancia. Quizás, sólo una figura al nivel de Han Shuo podría entender que tan misteriosas, extrañas y diversas eran esas diversas energías que contenían esas esferas.