Capítulo 1025: Estoy listo
Los Cinco Zombis de Élite ya no participaron en la batalla. Pero el daño que habían provocado ya había sido suficiente para causar que las fuerzas restantes de la Luz, Vida y Agua ya no fueran una amenaza para los cultivadores del espacio estacionados en la Franja. Al final, no tuvieron más opción que retirarse, a menos que quisieran que su ejército fuera completamente aniquilado.
Después, la batalla en el Dominio de la Tierra se vieron a los bandos de la Tierra, Viento, Trueno, Fuego, Oscuridad, Destrucción, Muerte y la Franja sufrieron pérdidas relativamente fuertes. Incluso algunos cuantos hombres de Wasir y Salas perecieron.
Azdins había dicho una especie de amenaza antes de dejar la Franja. Entre todas las facciones, el bando de la Luz, Vida y Agua sufrieron las mayores pérdidas y dejaron de hacer alguna provocación. Los otros dominios tampoco provocaron su límite y los dejaron solos. En cuanto al Dominio del Destino, nada realmente ocurrió allí. Desde que se habían retirado de la Franja, parecieron haber tomado un perfil bajo y no atacaron a nadie más, eligiendo en su lugar encerrarse en su propio dominio.
Gradualmente, el único campo de batalla que permaneció era el del Dominio de la Tierra. Con las fuerzas de la Tierra, Viento, Trueno y Fuego desplegadas en ese lugar, Nestor y el resto ya no tuvieron la ventaja y la marea rápidamente se volvió en su contra. Cuando los tres comenzaron a acumular bajas, le rogaron a Han Shuo que cesara la pelea tan pronto como fuera posible. Después de todo, Althea anunció que su espejo tenía suficientes almas. Aunque Han Shuo todavía quería más almas, no tuvo más opción que comprometerse y también anunció que tenía suficientes. Con eso, la batalla de los dioses llego a su fin.
La batalla había durado un total de cincuenta años, con el bando de la Luz, Vida y Agua sufriendo las casualidades más grandes. Dos tercios de los dioses en sus dominios se habían ido con muchas ciudades ardiendo en ruinas y deshabitadas.
Los Dominios de la Tierra, Viento, Trueno y Fuego fueron los siguientes, especialmente el de la Tierra, ya que fue donde la pelea fue más intensa. Ya habían sufrido enormes pérdidas al inicio de la pelea en contra de la Oscuridad, Muerte y Destrucción, además el ataque en sus hogares causó que ellos perdieran muchos dioses.
Durante la batalla, a Nestor y al resto no les fue tan bien, con muchos de los hombres de Salas y Wasir pereciendo en la lucha. En cuanto al Dominio del Destino, se las arreglaron para conservar muchas de sus fuerzas, ya que sólo fueron atacados una vez por las fuerzas aliadas de la Luz, Vida y Agua y ya no se involucraron en otras batallas.
No hacía falta decirlo, el Dominio del Espacio perdió el menor número de dioses, siendo en su mayoría puestos a cargo en el transporte y comunicación. Sólo se unieron a la batalla final en el Dominio de la Tierra para ayudar a sus aliados, pero esta no duró mucho antes de que Han Shuo anunciara que el caldero ahora tenía almas suficientes.
Sin embargo, los Guardias Demoníacos Han liderados por Bollands, Sanguis y Gilbert, no sufrieron muchas pérdidas. Fueron los más sobresalientes entre todos los peleadores y se desempeñaron mejor. Usando una coordinación experta, sorprendieron a todos en el Elysium con su poder, ahora colocándose como la unidad de peleadores más poderosa de todo el Elysium.
En cuanto a la Alianza de Cazadores de Dioses de Han Hao, no se unieron a ninguna de las grandes facciones, pero se mostraron donde las batallas eran más intensas. Sin embargo, no pelearon en batallas abiertas y en su lugar fueron tras los rezagados y desertores o los dioses que iban a reforzar a otros. Como una serpiente venenosa en los arbustos, atacaban cuando sus enemigos bajaban su guardia antes de comenzar a retirarse. Los cazadores de dioses tenían un gran efecto en cómo se desempeñaban las batallas, atacando casi a cualquier bando con el que se encontraban. Sin embargo, los señores de la ciudad los odiaban absolutamente por todo el daño que causaron.
Ahora que la batalla de los dioses terminó oficialmente, los dominios comenzaron a reunir sus fuerzas y entrenaron a nuevos guardianes para reemplazar a aquellos que perecieron en batalla. Mientras tanto, los Dioses Supremos con el Epítome fueron con Han Shuo para preguntarle si ya podía romper la barrera de Aethernia, ya que la amenaza de la ciudad comenzaba a acercarse más y más. Sin embargo, Han Shuo siguió retrasando la excursión a Aethernia con la excusa de que su cuerpo principal no era suficiente para permitirle controlar el Caldero de la Miríada de Demonios. Su cuerpo principal y encarnaciones permanecieron en aislamiento dentro del Pandemonio mientras hacía sus preparaciones en silencio.
…
Eventualmente, otros ciento cincuenta años pasaron. Una poderosa ola de energía vino barriendo desde el Pandemonio, enviando escalofríos a todos a través del Elysium. Los Dioses Supremos con el Epítome también parecieron sentir la inmensa radiación de energía desde la Franja. Justo sobre el Pandemonio había un vórtice de Yin Místico. Era tan denso que los rastros del Yin Místico de color blanco podía verse a simple vista, arremolinándose mientras descendía sobre el Pandemonio.
Ahora, el lugar era un mar blanco. Los Dioses Supremos del Epítome podían sentir un poder que ellos no podían comprender que venía desde el interior, causando que se reunieran en ese lugar. Todo el lugar estaba lleno con todo el Yin Místico que se había reunido en el Elysium a través de eones, el cual había sido absorbido completamente en los pasados dos siglos y se convirtieron en energía almacenada.
…
“¡Esta energía podría ser suficiente para romper la barrera de Aethernia!” Althea dijo cuando sintió la fuerza opresora y etérea que venía desde las profundidades del Pandemonio. Después de ser comprimido pesadamente, el Yin Místico ahora tomó una forma parecida al mercurio.
“Althea, ¿después de todo, elegimos la opción incorrecta?” Azdins dejó salir un suspiro. “Ahora estoy seguro de que él es más poderoso que nosotros. Incluso si la Madre de Todo es erradicada, él no es alguien que podamos derrotar”.
Después de meditar un poco, ella dijo, “Azdins, sé que estás preocupado, pero no tienes por qué. En el momento en que Aethernia sea destruida, no seremos los primeros en soportar la caída”.
Los ojos de Monroe brillaron mientras sonreía y asentía. “Es cierto. Para la Madre de Todo, definitivamente él es la mayor amenaza. Utiliza una energía que no pertenece a este universo – la misma energía que el “Ser” utilizó para lesionarla. Él debe ser la mayor prioridad de la Madre de Todo”.
Los otros asintieron y sonrieron. Nestor, Amon y Cratos también parecían algo inseguros, habiendo sido sobresaltados por la poderosa fuerza emanando del Pandemonio. También estaban dudando de si seguir del lado de Han Shuo era la elección correcta. El único que parecía feliz sobre ello era Fernando. Ahora que el poder de Han Shuo parecía no pertenecer a este universo, finalmente tenía la esperanza de ser capaz de dejar este universo. Para el viejo, entre más poderoso fuera Han Shuo, mejor.
Un largo rugido pudo ser escuchado desde abajo del suelo. Repentinamente, el Yin Místico que se reunió se apresuró a las profundidades a la velocidad del rayo, concentrándose en un solo punto en unos pocos minutos, causando que otra ola de una poderosa energía barriera.
Luego, una enorme grieta se abrió en el Pandemonio. Una figura rodeada en una niebla blanca emergió de esta, el Yin Místico como mercurio fluía sin parar alrededor de su cuerpo mientras se comprimía más y más, mientras el poder de la figura se incrementaba más. Repentinamente, la figura succiono toda la niebla en sus poros incluyendo todo el espeso Yin Místico. Gradualmente, regresando a una forma humana ‘normal’ mientras los otros dioses observaban.
Al mismo tiempo, un camino espacial se abrió y un gigantesco trono de hueso emergió de este. Las energías negativas como el mal, crueldad, odio, ira y violencia emergían desde Han Hao, quien estaba sentado en el trono. Mantuvo sus ojos en Han Shuo mientras murmuró, “Padre, finalmente estás en el Reino del Diablo. ¡Eres el Señor de Todos los Demonios!”
Luego, una intensa luz brilló desde su cuerpo. Cuando se desvaneció lentamente, Han Shuo caminó hacia ellos con una sonrisa, vestido con sus distintivas ropas negras.
“Estoy listo”, dijo, “si es posible, vamos en este momento”.
Los Doce quienes habían estado esperando por ese día durante decenas de miles de años, asintieron. Fernando tampoco dijo nada más, sabiendo que el resto estaban ansiosos por llevar a cabo eso. Inmediatamente creo pasajes espaciales, en los cuales entraron los Dioses Supremos con el Epítome.
“Fernando, después de esta batalla, romperé las ataduras de este universo para concederte tu deseo”, dijo Han Shuo.
“¡Tienes mi gratitud eterna!” El viejo sonrió, algo raramente visto y le hizo un ademán a Han Shuo para que entrara. Este observo gentilmente a Han Hao antes de entrar. Naturalmente, Han Hao también lo acompaño.