EAA — Capítulo 65

Capítulo 65: Cosechas lo que Siembras


«¡Patriarca! ¡Patriarca! El Gran Maestro Tian Yuan ha llegado.»

En aquel entonces, dentro del salón de la Familia Mu, Mu Qing estaba saboreando con gusto un sabroso té. Ya podía imaginarse a la miserable niña preocupada por el Gran Maestro Wu Yu, y debido a ello, sus labios subconscientemente formaron una sonrisa.

Al escuchar el anuncio, Mu Qing se puso eufórico en un instante, y justo cuando planeaba salir para saludar, vio a Tian Yuan entrar en el salón, vistiendo ropas con adornos verdes.

Sin embargo, Tian Yuan tenía una expresión disgustada, y no la euforia que Mu Qing había pensado. Esto lo hizo aprensivo. ‘¿Ocurrió algo de lo que él no sepa?’

«Gran Maestro Tian Yuan, ¿cómo fue ese asunto?» Mu Qing sonrió con fuerza mientras respetuosamente preguntaba eso.

Hubiera estado bien si él no hubiera preguntado eso, pero una vez que preguntó, la expresión de Tian Yuan se volvió igual a la de un asesino. A su alrededor habia un aura que se asemejaba a la calma antes de una tormenta, irradiando peligro.

«Patriarca de la Familia Mu, ¿está la segunda Joven Maestra? Me falta un Yao Tong, y espero que el Patriarca de la Familia Mu pueda ayudarme con esto. Definitivamente no te trataré injustamente.»

Después de dejar la Residencia Mu, Tian Yuan había estado teniendo una lluvia de ideas sobre cómo torturar a ese perro de la Familia Mu. Por tanto, la mejor manera que pensó fue torturar a su preciosa hija y hacerle creer que él se estaba aliando con la Secta Qing Yun.

A pesar de que Tian Yuan realmente quería golpear con violencia a Mu Qing, el Gran Maestro Wu Yu le había advertido antes con respecto a no filtrar la identidad de Mu Ru Yue. Por lo tanto, solo podía usar esta acción para tratar con él. Si él personalmente hacia su movimiento en Mu Qing, Mu Qing podría ser capaz de interferir en algo.

Mu Qing dio un suspiro de alivio, ya que a sus ojos parecía que Tian Yuan parecía disgustado porque fue rechazado por Mu Ru Yue, por lo que pidió otro candidato. En la actualidad, era imposible que Mu Ting Er fuera la Consorte Imperial del Príncipe Heredero, por lo que ser el Yao Tong del Gran Maestro Tian Yuan no era algo malo.

«Gran Maestro, ¿cuándo debería hacer que Ting Er te busque?» Los ojos de Mu Qing brillaron. Aunque ser un Yao Tong era insignificante, si su talento innato fuera notado por el Gran Maestro Tian Yuan, existía la posibilidad de que pudiera ser reclutada como su discípula.

¿Cómo podría Tian Yuan no saber lo qué Mu Qing estaba planeando? Él resopló con frialdad, puesto que sus estándares no eran lo suficientemente terribles como para mantener a esa clase de chica como su discípula.

Si aprovechara esta oportunidad para vengar a la Joven Mu, entonces su actuación podría ser suficiente para que el Gran Maestro Wu Yu retire la orden de ir al área prohibida en las montañas.

«La llevaré conmigo ahora». La fría mirada de Tian Yuan se dirigió hacia Mu Qing. «Desde hoy en adelante, Mu Ting Er de la Familia Mu será un Yao Tong para mí, Tian Yuan. Por lo tanto, si algo le sucede en el futuro, ella no tendrá nada que ver con su Familia Mu.”

El corazón de Mu Qing palpitó porque no sabía si esto era una fortuna o una desgracia para su Familia Mu.

«Alguien, traiga a la segunda Joven Maestra». Mu Qing suspiró. Sin importar qué, Ting Er tendría que ser quien se esforzara en obtener el reconocimiento del Gran Maestro Tian Yuan.

Mu Ting Er, quien vestía ropas de color rosa, entró desde el patio trasero. Su rostro encantador era ligeramente pálido, y sus cejas expresaron melancolía, haciéndola parecer tan adorable que atraía el cariño de cualquier persona.

Ella frunció los labios antes de saludar sinceramente al Gran Maestro Tian Yuan.»Ting Er saluda al Gran Maestro Tian Yuan.»

«Ting Er». Mu Qing cambió su mirada a Mu Ting Er y suspiró… Él realmente adoraba a esta niña adoptiva como si fuera su hija biológica.

«El Gran Maestro Tian Yuan ha venido a reclutarte como su Yao Tong. Saldrás en breve con el Gran Maestro.»

«¿Qué?» Mu Ting Er se emocionó tanto que no podía creer lo que había escuchado. «Padre, ¿eso es verdad?»