Capítulo 270: El más fuerte de la Familia Feng (3)
Después de buscar en la memoria de Nangong Zi Feng, encontró la ubicación de ese niño. Como ya estaba en la Región Central, lo traería de vuelta sin importar si estaba relacionado con ella y con Wu Chen o no.
Mu Ru Yue bajó la mirada, y las intenciones asesinas en ella crearon un aura más intensa a su alrededor.
«Nangong Zi Feng, Feng Jing Tian… Realmente hay muchos obstáculos en el camino de mi amado y yo. Aún así, eliminaré todos estos obstáculos y estaré con él… ¡Para siempre!»
Nadie podría derribarlos.
…
Feng Jing Tian no había aparecido desde el día en que la trajo a la Familia Feng. Por lo tanto, fue un período de paz que sorprendió a Mu Ru Yue, quien sólo cultivó durante ese tiempo. Si ella quería romper el sello, el único método era llegar al Reino Xiantian.
Tal vez Feng Jing Tian dio una orden, ya que después de que la criada fue expulsada nadie volvió a molestarla. Sin embargo, no era estúpida: esta paz era sólo temporal. Y, como si el destino leyera sus pensamientos, un aura familiar surgió frente a ella, causando que abriera los ojos abruptamente. Allí, ante ella, la sonrisa del Encantador creció como una flor, llena de encanto.
Mu Ru Yue, sin dudarlo, dirigió su puño hacia esa sonrisa a la que se le debía una paliza. ¿Quién sabía que antes de que el golpe llegara, sería fácilmente atrapado por él?.
«Mujer, has estado en la Región Central durante mucho tiempo… Te llevaré a dar un paseo».
Mu Ru Yue volteó la cabeza, sin querer observar por un minuto más su rostro. «No estoy interesada».
«Mujer…» El corazón de Feng Jing Tian se sacudió un poco. No podía entender por qué la frialdad de Mu Ru Yue hacía que su cuerpo reaccionara de esa manera… Se sentía como si fuera a perder algo para siempre. Si no hubiera sellado sus poderes, ¿cómo podría haber hecho que esta mujer se quedara en la Familia Feng?.
«¡Salgamos!».
La hermosa cara de Feng Jing Tian se acercó a Mu Ru Yue con una sonrisa y sus grandes manos se agarraron a los hombros de ella. Feng Jing Tian, el sucesor de la Familia Feng, mostraba una sonrisa tan gentil a una joven sin ningún antecedente reconocido. Si otras chicas se enteraran de esto, numerosos corazones de doncellas se romperían a lo largo de la Región Central.
También estaba siendo tan dulce como el jarabe…
«¡Suéltame!» La mirada de Mu Ru Yue se oscureció, y dijo con toda la frialdad en su corazón, «Diré esto solo una vez más: no voy a desarrollar ningún sentimiento por ti. Feng Jing Tian, algún dia te arrepentirás de lo que has hecho».
‘¿Arrepentirse?’
Feng Jing Tian sonrió con amargura otra vez. Él mismo no lo entendía. Como heredero de la Familia Feng, ¿no tiene el poder de escoger toda clase de mujeres? Desde que tiene memoria, siempre hubo algunas damas nobles que trataron de subirse a su cama…pero él estaba obsesionado con una mujer tan fría. ¿Podría ser lo que llaman… masoquismo? Porque no podía evitar tratar de acercarse a esta persona que lo trataba como si fuera una mosca. Incluso ahora, cuando el odio de esta mujer hacia él alcanzó nuevas alturas…
«En realidad, ya me he arrepentido.» Feng Jing Tian rió amargamente. Con un rastro de tristeza en sus ojos de fénix, continuó, «Yo, como el Joven Maestro de la Familia Feng, no puedo tomar ninguna decisión por mí mismo. La única cosa que realmente quiero controlar es mi matrimonio e incluso después de conocerte, seguí conociendo a muchas mujeres, pero sólo eran herramientas para saciar mi lujuria. Sólo tú… eres la única a la que quiero valorar y proteger. Si no estás dispuesto a ser mi amante, entonces me casaré contigo como mi esposa. Tampoco me importa tu pasado. Sé que no estás dispuesta a compartir tu marido con otros, así que te prometo que serás la única mujer para mí de ahora en adelante…».
Mu Ru Yue no dijo nada. Sus ojos, tan fríos como la nieve, quedaron fijos en Feng Jing Tian. Esa mirada hizo que el corazón de Feng Jing Tian entrara en pánico, provocando que las manos que agarraban los hombros de la joven comenzaran a temblar un poco. Quería seguir hablando, pero al final decidió cerrar la boca.