Capítulo 245: Medios de transporte
Roland se sentó en su silla, mirando cuidadosamente las estadísticas del informe de Barov.
Al ayuntamiento le tomó tres días completos clasificar a los 6000 refugiados, y solo un numero bajo de 186 artesanos lograron pasar la auditoría al final. Por supuesto, ese pequeño número también estaba relacionado con el esfuerzo que pusieron durante la verificación, después de todo, esto implicaba la distribución de las casas, así como los Registros de Identificación.
La visión que Roland tenía era que, a partir de ahora, sólo las personas en posesión de tal identificación serían consideradas ciudadanos oficiales de la Ciudad Fronteriza. Así que necesitaba instalar medidas de seguridad adecuadas, mientras el número de ciudadanos era todavía pequeño, además también le ayudaría para controlar mejor a sus seguidores dentro de su núcleo en la ciudad. Utilizando la identificación, cuando la población comenzara a crecer más, podría usar la fuerza de su gente para ayudar a asimilar a los recién llegados entre ellos. Después de todo, los seres humanos son animales sociales, siempre y cuando el medio ambiente continuara con la misma forma de vida, cada vez más personas llegarían a aprobar sus ideas. Aparte todo eso conduciría realmente a su gente a tener una mejora de vida.
“El arreglo final para los apartamentos de los artesanos será hecho por usted, no importa si son solteros o tienen una familia que alimentar, por lo menos tendrán su propio apartamento asignado a ellos.” Ordenó Roland.
“Sí,” Barov aceptó, “Puedo preguntarle a Su Alteza Real, ¿esas casas serán dadas como un regalo?”
“Las casas serán alquiladas,” sacudió la cabeza, “La razón por la que los ciudadanos nativos recibieron casas como regalo fue porque la mayoría de ellos ya tenía posesión de una casa antes de ello, además se puede considerar como un intercambio de su antigua casa por una nueva casa. Pero si ahora regalamos una casa a los nuevos habitantes, no estarán motivados a salir de sus casas, no se enfocaran en su trabajo. Por supuesto, todavía podemos calcular un alquiler relativamente asequible para ellos, así como también podemos decirles que siempre y cuando trabajen duro y ahorren bastantes royals de oro siempre podrán comprar su propia casa en el futuro.”
“Lo entiendo su Alteza.”
Por un momento, Roland guardó silencio, pero después le preguntó: “Después de la ceremonia de premiación y de honor, ¿cuántas personas han huido de la ciudad?”
“Hasta hoy, no hubo ningún civil nativo que haya querido irse, pero dentro de las filas de los siervos hubo siete,” Barov hizo una pausa. “Sin embargo, hubo más dentro de los refugiados de la Región Oriental, de los cuales un total de ciento quince decidieron marcharse.”
“¿Es eso así?” Roland suspiró suavemente, en el momento en que había decidió mostrar a las brujas al frente del escenario, sabía que algo así sucedería. Por lo tanto, para evaluar la respuesta del público y evitar que ocurrieran accidentes, Roland colocó especialmente a un equipo de armas de fuego a varios kilómetros de la ciudad. Allí podían detener temporalmente a esas personas que escaparon y al mismo tiempo también podrían contar el número de personas que lo hicieron, de esa manera podían realizar una encuesta sobre el nivel general de aceptación de las brujas.
A pesar de que el resultado no era perfecto, por lo menos fue excelente que al menos los nativos de la Ciudad Fronteriza llegaron a aceptar la existencia de las brujas, algo que se encontraba dentro de su predicción. El número de siervos que huyeron fue menor de lo que había esperado, mostrando que el efecto del Drama teatral fue demasiado bueno. Sin embargo, dentro de las filas de refugiados de las Regiones del Oriente que aceptaron abiertamente el tratamiento de las brujas, fueron aquellos que se encontraban también en una situación desesperada, con sus casas destruidas y ninguna patria a la que regresar, sin embargo que mas de un centenar de personas que eligieron marcharse, fue una sorpresa para Roland.
“Su Alteza Real, sugiero que condenemos a todas aquellas personas que intentaron huir con la muerte,” dijo Barov con calma. “Puesto que todavía decidieron marcharse, aun teniendo en cuenta su situación, deben ser personas profundamente afectadas por la Iglesia. Por lo tanto, en el futuro por venir, nunca elegirán estar del lado de Su Alteza. Con toda probabilidad serán siempre creyentes firmes de la Iglesia, por lo que personas como esas, no hay necesidad de mostrar ninguna bondad.”
“Esto no es necesariamente el caso… los creyentes verdaderamente devotos de la Iglesia deben ser aquellas trescientas personas que decidieron no abandonar la Ciudad del Rey y en su lugar decidieron enfrentarse a la enfermedad demoníaca.” El Príncipe cerró sus ojos, “Tal vez estas personas son simplemente incapaces de cambiar de opinión, y todavía han de pensar que las brujas son malvadas, eso es lo que les hizo querer huir.”
“Incluso si ese es el caso, todavía son enemigos potenciales.” Insistió Barov.
De hecho, si se encontrara con ese grupo de personas en el campo de batalla, Roland los derrotaría sin ninguna vacilación, pero eso no significaba que estuviera siguiendo el pensamiento atrasado de esta era, agitando sin querer el cuchillo de carnicero para matar a un grupo de civiles. Algo así estaría en contra de su creencia ética. Así que después de una breve vacilación, finalmente rechazó la sugerencia: “Permitiré que Nightingale interrogue a los fugitivos, en caso de que haya un espía escondido o explorador en sus filas, serán detenidos y ahorcados, mientras que todos los demás serán expulsados del Territorio Occidental.”
Al oír sus palabras, Barov le dirigió una mirada significativa y luego bajó su cabeza, sólo entonces se encontró de acuerdo, “Como usted diga, Su Alteza Real.”
“¿Tienes algo más que informar?”
“Por el momento, no, Su Alteza.” Tosió dos veces. “Ahora voy a tratar inmediatamente con la asignación de las casas.”
“No es urgente, puedes tomarte tu tiempo con ese tema.” Roland abrió los ojos y se puso de pie, “Primero tendrás que ir conmigo para tomarte unas fotos y ya después podremos relajar el estado de ánimo.”
“¿Tomarme… fotos?” Preguntó Barov sorprendido.
“Te darás cuenta pronto.” Respondió el príncipe con una sonrisa.
Al entrar en el patio de enfrente del castillo, observaron que Carter, Iron Axe y Soraya, a quienes había llamado antes, ya se encontraban presentes. En el rincón del jardín se encontraban varios pedazos de tablas de madera de cuatro a cinco metros de largo, mientras que también un objeto en el suelo se encontraba cubierto de lienzo.
“Por hora, Ciudad Fronteriza se considera todavía pequeña, pero una vez que la tierra del sur sea desarrollada y la carretera entre la Fortaleza Longsong y Ciudad Fronteriza esté terminada, la escala será docenas de veces más grande de lo que es ahora. En ese punto, tendrán que pasar uno o dos días en la carretera si quieren llegar desde el lado oriental al occidental. Por lo tanto, necesitamos algo que nos permita viajar más rápido de un lugar a otro. Sin embargo, los caballos no solo son muy caros, sino que también es imposible que todos los ciudadanos inviertan mucho tiempo para aprender a montarlos.” Roland dijo mientras quitaba el lienzo, “debido a eso, planeo promover este nuevo tipo de método de transporte en la ciudad fronteriza, el cual es fácil de usar, y su precio es también mucho más bajo que el de un caballo.”
“¿Qué es esto…?” Carter se sintió instantáneamente atraído por la novedad, “Tiene dos ruedas y un asiento de hierro, ¿es un carro?”
“Las dos ruedas se colocaron de esa manera, y no de lado a lado, debido a que será difícil mantener el equilibrio,” Barov negó con la cabeza. “No veo cómo será capaz de reemplazar a los caballos.”
Sólo Iron Axe guardó silencio, esperando tranquilamente que el Príncipe explicara más.
Roland sonrió, “Esta cosa se llama bicicleta, les demostrare cómo se tiene que utilizar.” Colocó sus dos pies en la parte superior de los pedales, asumió una postura de inicio estándar, un pie en un pedal, y comenzó a andar sobre la bicicleta a lo largo del camino del jardín de flores.
Con la técnica de soldadura de Anna y la habilidad de recubrimiento de Soraya, producir una bicicleta no era un reto en absoluto. Su principio y estructura no representaba ninguna dificultad, por ejemplo, el caucho requerido para los tubos internos fue reemplazado por el recubrimiento, el cual se aplicó directamente sobre un rollo de papel. Con respecto a eso, Roland incluso personalizó una bomba de bicicleta simple y fácil de usar. Mientras que el exterior y los manubrios de la misma se hicieron con una capa de cuero endurecido. El chasis se encontró hecho de tubos huecos, y para el alambre de los frenos, utilizaron un alambre de cobre, con recubrimiento anti-corrosión. El único problema fue con la cadena, para ello, necesitó confiar completamente en Anna, para cortar y dar forma a una cadena tras otra y conectarlas a una cuerda después. En cuanto a los pedales, los instaló directamente encima de la rueda como utilizaron las primeras bicicletas, pues él ni siquiera consideró otra forma de usarlos.
Al dar la última vuelta, Roland apretó los frenos, y saltó fácilmente de la bicicleta, posteriormente se giró sobre su eje sólo para enfrentarse a la fila de hombres aturdidos, lo que causo que su corazón se llenara de orgullo. Esa era la reacción normal de un cambio de montura superior merecido. En comparación con los caballos, los cuales necesitan ser domados y alimentados, la bicicleta parecía ser más frugal.
“Voy a abrir una nueva fábrica de bicicletas en el distrito industrial, para la producción de este vehículo de transporte. Pero para ello no solo necesitamos reclutar trabajadores, sino que también tenemos que darlas a conocer haciendo publicidad, para ello las promoveremos a todo el territorio lo antes posible,” explicó brevemente Roland. “Este es también el propósito por el cual te llamé hoy. En primer lugar aprenderán a montar la bicicleta, y luego la señorita Soraya pintara una foto de usted montando la bici, en la parte superior de una tabla. Quiero que todos mis súbditos sepan que, mientras gasten 1 o 2 royals de oro, pueden tener las mismas cosas que el Señor, el Primer Comandante del Ejército, el Comandante de los Caballeros y el Primer Ministro del Ayuntamiento.”