GDK – Capítulo 1015


Capítulo 1015: Reunión de Dioses Supremos


La gota de agua dejó el cuerpo de Han Shuo, permitiendo que se moviera nuevamente. Tomó una respiración profunda y observó a la Diosa del Agua, Monroe, con un rostro oscuro, pero sin protestar. En aquel entonces, de la pelea con Amon, Nestor y Cratos, aprendió que sus encarnaciones no eran rivales para los Dioses Supremos con el Epítome, no antes de que fusionará todas sus encarnaciones. No era sorpresa para él que no fuera capaz de lidiar con su ataque sorpresa.

Era claro para él que a ella no le caía bien. Definitivamente trato de humillarlo al atraparlo con su poder al momento en que llego. Aunque, él sabía que no era momento para hacerlo ver. Hizo una nota mental de cómo lo trató este día para que así un día su cuerpo principal la hiciera pagar una vez que completara su metamorfosis.

Era obvio para Han Shuo que Nestor, Amon, Cratos y los otros no se mostraron por simple coincidencia. Pronto noto que el Dios del Espacio, Fernando, estaba dejando salir constantemente energía espacial para crear múltiples caminos multicoloridos en este espacio. Los Dioses Supremos habían llegado por la invitación del anciano.

Una rasgadura espacial tras otra apareció, durante las cuales la Diosa del Destino, Althea, el Dios de la Luz, Azdins, la Diosa de la Vida, Lyna, la Diosa del Viento, Balyr, el Dios del Rayo, Ranzlorde y el Dios de la Tierra, Bergson aparecieron en este espacio único. Actualmente, todos los Dioses Supremos con el Epítome se habían reunido.

Cuando Azdins llegó, vio a Han Shuo y asintió con una sonrisa. “Muy bien. Después de todo te pusiste del lado del otro bando”.

Han Shuo sabía a lo que se estaba refiriendo. En aquel entonces, el Dios de la Luz le había advertido que no tocara a Gyál o de lo contrario lo consideraría un enemigo. Aun así, de todas formas asesinó a Gyál en la Exópolis. Si no fuera por el estigma, incluso su alma no habría sido perdonada.

“Azdins, incluso si Han Shuo no lo hubiera matado, habría muerto de la misma manera”, dijo Fernando con un ceño fruncido. “Gyál había encarcelado a McKinley por muchos años, así que este final es apropiado para él”.

“Jaja, Fernando, ¿estás sugiriendo que lo habrías asesinado tú mismo? Naturalmente, no tendrías problemas para matarlo con tu poder, ¿pero no es excederse un poco?”

“¿Quién dijo que lo haría yo mismo? Karey ha viajado a lo largo y ancho y se ha convertido en un dios supremo incompleto. Incluso si Han Shuo no hubiera matado a Gyál, Karey eventualmente lidiaría con él. ¡Tus sirvientes no son los únicos capaces de convertirse en dioses supremos incompletos!”

Karey era el señor de Ciudad Fantasía. Se decía que se había convertido en un dios alto en la etapa tardía hace muchos años y se había embarcado en un largo viaje, sólo para regresar a Fantasía hace cinco años como un dios supremo incompleto.

“Oh, Karey, ¿huh? He escuchado sobre él. Jaja, ¿crees que él podría asesinar a Gyál? Ya he reconstruido su cuerpo divino. Desde que ahora estás del lado de Han Shuo, definitivamente también planeas ser mi enemigo. Sólo espera. ¡Me aseguraré de que atestigües el momento en que Gyál acabe con Karey! No me culpes por no advertirte. Ahora es mucho más poderoso de lo que era antes”.

“Estoy seguro de que deseo que llegue ese momento”, dijo Fernando riendo. Se giró hacia Althea, pareciendo esperar a que ella hablara.

“Nuestro tiempo se está acabando, Fernando ya ha dicho demasiado”, dijo ella mientras giraba para ver a todos, asegurándose que tenía su atención. “Sólo tenemos alrededor de doscientos años, pero mi Espejo del Destino todavía no tiene suficiente poder del alma. Estoy segura de que han sentido más la atracción de Aethernia para este momento. Sin suficientes almas para nutrir el espejo, nuestros Epítomes regresarán a Aethernia antes de que ella siquiera despierte”.

Sus expresiones se volvieron sombrías al hacer mención de eso. Incluso Fernando y Azdins dejaron de discutir.

“Han Shuo, sé que tu cuerpo principal ha estado reuniendo en el Pandemonio una clase de energía que nosotros no somos capaces de usar. ¿Piensas que puedes lograr un rompimiento en doscientos años?” Althea preguntó mientras giraba hacia él.

“Althea, ¿él realmente puede romper la barrera alrededor de Aethernia?” Interrumpió Lyna.

Todos observaron a la Diosa del Destino con preocupación, luego miraron a Han Shuo, implícitamente haciendo la misma pregunta.

“¡Dudo que podamos confiar en alguien más fuera de él! En aquel entonces, esa persona se las arregló para romper a través de la gran división entre dos universos para venir aquí. Si eso fue posible, Han Shuo definitivamente será capaz de abrir la barrera de Aethernia Él es nuestra única oportunidad”.

“Incluso yo mismo no tengo confianza al respecto”, dijo Han Shuo mientras se encogía de hombros. “Sin embargo, definitivamente puedo hacer otro rompimiento dentro de este tiempo. La pregunta a la que incluso yo no tengo respuesta es si será suficiente para que yo rompa la barrera de Aethernia”.

“¡Definitivamente podrás!” Dijo Althea, “la Madre de Todo fue herida cuando alzó la barrera, así que es imperfecta. Te he estado observando desde que llegaste al Elysium y cada rompimiento que has realizado tiene un inmenso crecimiento en poder. Si no me equivoco, tu poder incluso rivalizara con nosotros después de tu siguiente rompimiento. ¡Tu energía no es de este universo, así que definitivamente podrá hacerle un agujero a través de la barrera de Aethernia!”

«¿Seremos capaces de ‘derrotarla’?” Balyr preguntó de forma pesimista.

“Algunos de nosotros perecerán, pero al menos tendremos esperanza”. Althea se encontró con sus miradas con una bastante pesada de su parte. “Si no tuviéramos una oportunidad incluso si trabajamos juntos, ella sin duda emergería mucho más rápido. No habría necesidad de que durmiera por tanto tiempo”.

Los otros asintieron al escuchar ese argumento.

“Vamos a darle la bienvenida a un nuevo aliado”. Althea giró hacia Fernando y dijo, “necesito que también traigas a Han Hao”.