YNH – Capítulo 195

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Capítulo 05 Volumen 06


 El Reino Espiritual, Lucretio.

 En el pasado, había un país que se llamaba así.

 Se decía que era el país en que vivía la raza conocida como Elementos quienes creían en el Dios de la Oscuridad Dagulas.

 A diferencia de las otras razas de la humanidad, los Elementos no poseían cuerpos de carne.

 Se decía que tenían cuerpos no materiales que estaban compuestos de poder mágico, los cuales eran llamados cuerpos de poder mágico.

 Quizás debido a esto, los Elementos eran extraordinariamente hábiles con las técnicas de poder mágico.

 Una técnica de Creación de Golems.

 Una técnica que permanecía en cosas como armaduras y las movían como si fueran sus propios cuerpos.

 Una técnica para incrementar la concentración de su propio poder mágico y fortalecer varias habilidades, que podía ser llamada Magia de Fortalecimiento.

 Eran capaces de manejar varias magias y habilidades que las otras razas no podían usar.

 Siempre tenían libertad.

 Debido a que poseían vidas que eran más largas que cualquier otra raza, no había necesidad de que vivieran con prisas.

 Debido a que no estaban atados a cuerpos de carne, podían volar fácilmente a través del cielo.

 Debido a que eran extraordinariamente susceptibles a la influencia del poder mágico, sus cuerpos estaban cambiando del fuego al agua y viceversa.

 Si fuera a haber algún problema, era el hecho de que su población era pequeña en su tamaño. Y luego, debido al hecho de que no poseían cuerpos de carne, era inconveniente interactuar con otras razas.

 Sin embargo, los Elementos consideraban esos problemas como triviales y no les importaba.

 Para ellos, tenían un largo tiempo.

 Ellos pensaban que había un gran número de cosas que podrían resolver durante ese tiempo.

 Pero, esa actitud calmada fue vista como arrogancia por las otras razas.

 Los Elementos hacían cosas que ellos mismos no podían y podían ir a lugares que ellos mismos no podían alcanzar.

 Sobre todo, ellos ni siquiera tenían que trabajar duro para llevar a cabo esas cosas.

 No, estaban despreciando sus esfuerzos.

 Esa clase de celos habían creado una grieta dentro de la humanidad que debía tener igualdad bajo los Dioses.

 Y luego, al mismo tiempo, el miedo también nació dentro de los miembros de la humanidad.

 Los Elementos poseían un poder similar a los Dioses.

 Con ese poder, ¿eventualmente podrían lastimarnos?

 Si fueran a atacar, ¿serían capaces de oponerse a ellos?

 Ellos nos menosprecian.

 No, no había error en que ellos sienten que ya gobiernan sobre nosotros.

 Pensando en ello, escuche rumores de que asesinan a quien arruine su humor.

 Ahh, qué miedo.

 Los rumores que venían de semejante miedo se extendieron, los Elementos se volvieron algo a evitarse dentro de la humanidad.

 Algunos eran abiertamente serviles con ellos, algunos gritarían al momento en que se encontraban con ellos, mientras que otros se postraban devotamente ante ellos.

 Fue en ese momento en que los Elementos comenzaron a tener una sensación de una crisis inminente.

 Sin embargo, no había nadie que pudiera decirles qué era lo que estaba pasando.

 Incluso así, los Elementos pensaron desesperadamente.

 No sabían la razón, pero estaban alienados.

 ¿Qué diantres hicieron mal?

 No rompieron nada llamativamente, ni lastimaron a nadie.

 En ese caso, ¿cuál era la causa?

 Pensaron desesperadamente, pero la respuesta no llegó a ellos.

 No consideraron en absoluto que esto había comenzado de celos triviales.

 Era debido a que los Elementos desde hace mucho dejaron de lado esa clase de emoción.

 Sin embargo, incluso así, pensaron.

 Primero, decidieron esforzarse en comunicarse con las otras razas más que antes- sin embargo, no había nadie que abriera sus corazones con ellos.

 ¿Qué tal inventar magia útil y tratar de extenderla?- se sospecho que ellos tenían alguna clase de motivo oculto, así que la magia no se extendió.

 Avanzando con “en ese caso”, los Elementos fueron a varios lugares y salieron a resolver varios problemas.

 Las personas que tenían sus problemas resueltos estaban deleitados y los Elementos estaban convencidos de que era eso.

 Sin embargo, quienes estaban agradecidos con ellos eran sólo un puñado de personas.

 La gran mayoría de las personas que no se relacionaban con ellos temían que los Elementos finalmente hubieran comenzado su invasión.

 Una montaña de protestas llegó a los Elementos de los altos mandos de cada nación.

 Diciendo que si continuaban interfiriendo con los asuntos domésticos de otros países, enviarían sus ejércitos.

 Los Elementos a regañadientes dejaron de resolver los problemas de otros países.

 Ya no había nada que pudieran hacer.

 Ya no había nada que debieran hacer.

 Y así, se rindieron y dejaron de interactuar con los otros miembros de la humanidad.

 Para ellos, quienes para empezar no poseían cuerpos de carne, eso no fue ni siquiera un golpe duro para ellos.

 Incluso para las ligeras voces que los alcanzaron pidiendo ayuda, ya no respondieron.

 Incluso las personas que les dieron sus agradecimientos habían olvidado esas deudas de gratitud antes de que lo supieran y terminaron apoyando los chismes irresponsables.

 Finalmente, comenzó a convertirse en una tendencia el arrojar todas las causas de los malos acontecimientos sobre los Elementos.

 Y luego, el tiempo pasó y el Reino Espiritual Lucretio entró en una era de una sola reina joven.

 La Reina Espiritual Ystia.

 Los Elementos estaban alegres ante el nacimiento de la joven reina que sobresalía con talento y había recibido una fuerte protección divina del Dios de la Oscuridad, Dagulas.

 Sin embargo, los Elementos no lo habían notado.

 Que el nacimiento de la Reina Espiritual Ystia fue el inicio de su fin.

 Para ellos, quienes dejaron que las otras razas se precipitaran al fondo de sus corazones y habían cortado sus relaciones con otros y las emociones que pudieran explotar y hervir como el magma, no había manera en que lo notaran.

 Y luego, en ese tiempo, ni siquiera el Dios de la Oscuridad, Dagulas lo había notado.

 No, no había manera en que él pudiera notarlo.

 Era debido a que él tampoco estaba relacionado a esa clase de emoción.

「… ¿Qué fue lo que ocurrió?」

 Gordy preguntó eso con calma.

 Entendía la separación entre los Elementos y las otras razas de la humanidad.

 Incluso lo que podría ocurrir luego de eso, ella de alguna manera podía imaginarlo.

 Pero, aún así, todavía no debería ser suficiente.

 Ahora que estaban pensando en matar y erradicar a los Elementos, debió haber alguna clase de señal decisiva.

 Vermudol respondió esa pregunta que tenía esa clase de significado en ella.

「Fue una plaga. Al parecer algo considerablemente desagradable se extendió.」

 En esos dias la plaga tuvo el florecimiento de su amenaza en el Continente Shutaia, atacando a aquellos que poseían cuerpos de carne y los llevaba a la muerte.

 El esparcimiento de la plaga fue rápido y con ello ocurriendo en muchos países que ya no podían mantener una contramedida efectiva, las naciones tomaron actitudes armoniosas y se esforzaron en erradicar la plaga.

 La humanidad reunió todo el conocimiento que poseía, pero incluso con eso, la plaga no cedió tan fácilmente.

 En ese momento cuando todos se desesperarían, quien salvo a las personas fue un solo hombre sabio.

 Habiendo visitado un cierto pueblo pequeño, ese sabio que se decía había sido un solo caballero que vestía una armadura completa y un manto con el que su rostro era desconocido.

 El caballero le enseñó a los pueblerinos una sola fórmula secreta y varias contramedidas, poniéndolas en práctica.

 Y luego, se decía que él dejó atrás palabras que decían que la plaga cedería si esparcían las medidas y luego se marchó.

 La fórmula secreta y las contramedidas que el caballero dejó atrás suprimieron el avance de la plaga y la erradicaron.

 Las naciones se regocijaron al final del alboroto de la plaga y alabaron los logros del sabio.

 Pero, sin embargo, había un país que no estaba incluido en esas 「naciones」.

 El país de aquellos que no poseían cuerpos de carne que la plaga pudiera atacar.

 El país que evitó relaciones con cualquier otro país y tampoco trataron de mantener alguna interacción con otro país.

 Era el país de los Elementos, el cual terminó siendo llamado por todos los otros países como el País Maldito Lucretio.

 Todos le temían a ese país e incluso comenzaron a aparecer historias que decían que los Elementos no eran parte de la humanidad.

 Los Elementos eran seres que poseían técnicas que ellos mismos no podían entender y no poseían cuerpos de carne.

 Eran diferentes de ellos.

 ¿Eso no los haría enemigos de la humanidad?

 Y luego, después de que el alboroto de la plaga término, un rumor que sonaba plausible comenzó a extenderse entre las personas.

 Que esta plaga era un experimento hecho por los Elementos del País Maldito.

 Ese rumor presuntuoso se apresuró a través de cada país en un destello y las exageraciones gradualmente se unieron.

 El caso de esta ocasión no era realmente una plaga, pero la herejía hacia los Elementos se desarrolló.

 De acuerdo al sabio, los Elementos eran seres malignos que planeaban matar a la humanidad.

 El sabio era la figura de un Dios manifestado quien se entristeció por la tiranía de los Elementos.

 Todo era contrario al hecho y eran rumores infundados.

 Si los pueblerinos antes mencionados habían observado de cera, hubieran notado lo poco natural del caballero.

 Que no había nada dentro del yelmo del caballero de armadura completa.

 Habrían alcanzado la conclusión de que ese caballero era un Elemento, quien temía que se dijera que había interferido con los asuntos domésticos de otro país, pero no pudo pasar por alto el dilema de los otros miembros de la humanidad y actuó como un Humano.

 Pero, desafortunadamente, nadie había señalado esa posibilidad.

 Ahora, los Elementos eran seres malignos para los otros miembros de la humanidad y no había manera de que hubiera alguien que pudiera conectar al sabio quien era su benefactor.

 Incluso si había alguien que notara ese hecho, temían que fuera tomado como una calumnia en contra del sabio y ellos probablemente mantuvieron sus bocas cerradas.

 Y luego, lo que fue un desastre para los Elementos fue que la verdadera identidad del sabio era su joven reina Ystia.

 Debido a que ella no sentía que la humanidad no tuviera esperanza, ella se movió para salvar a sus queridos miembros de la humanidad.

 Normalmente, la virtud de la reina habría sido una acción a ser alabada.

 Sin embargo, la situación ya sobrepasaba la etapa de ser llamada normal.

 No se podía decir qué país fue. Pudo haber sido una de las actuales cuatro grandes naciones, o quizás pudo haber sido otro país. Sin embargo, algún país hizo una sugerencia.

 Concretamente, fue una sugerencia de que deberían erradicar la causa principal de la plaga de esta ocasión.

 Con el fin de prevenir la siguiente tragedia, deberían destruir al País Maldito Lucretio con todos los esfuerzos de la humanidad.

 Los ciudadanos de cada nación alzaron sus voces de apoyo hacia la invitación.

 Ahora era la hora de una guerra sagrada.

 La humanidad tenía sus corazones unidos en uno y era momento para que cooperaran.

 La「guerra sagrada」que ocurrió así ya no era algo que pudiera ser llamado una pelea.

 Para empezar los Elementos tenían un pequeño número.

 Incluso si tenían las técnicas mágicas en las que eran excelentes, incluso si eran Golems que poseían fuerzas que sobrepasaban las de una persona normal, nada de esto importaba.

 Incluso si no tenían cuerpos de carne, había muchas maneras de aniquilarlos.

 Los Elementos habían creído que eran queridos miembros de la humanidad y originalmente no eran hábiles en las técnicas de peleas.

 Los Elementos eran anormalmente débiles. Las personas quienes fueron animadas con el espíritu de lucha ni siquiera notaron ese hecho.

 Más bien, percibieron que debía ser algo debido a las bendiciones de los Dioses y debido a la justicia.

 La canción de la victoria de las fuerzas aliadas de la humanidad reverberaron a través de las resplandecientes calles de Lucretio y las calles también estaban llenas con las voces de pesar y resentimiento de los Elementos.

 Incluso la Reina Espiritual Ystia, quien trató de reconciliarse con la humanidad al final, fue atacada y las fuerzas aliadas invadieron su castillo.

 Las fuerzas aliadas descubrieron documentos de investigación en la habitación privada de la Reina Espiritual Ystia que hizo con el fin de erradicar la plaga y habían tomado esto como prueba de que los Elementos tuvieron algo que ver con la plaga.

 Debieron entender que fue un malentendido si hacían un poco de revisión, pero naturalmente, semejante investigación no fue hecha.

 Lo que necesitaban era probar el mal y cualquier otra cosa fuera de eso era innecesaria.

「Y así, los Elementos perecieron.」

 Tanto Ichika y Gordy no tenían palabras para decir.

 Fue debido a que sabían que cualquier palabra que pudieran decir era inútil.

 Las palabras no serían nada más que una crítica del pasado e incluso si lo hacían, al no ser miembros de la humanidad si decían algo, eso no salvaría a los Elementos.

「Ahora, aquí está la pregunta. ¿Por qué piensan que hable de esta reina final… Sobre Ystia?」

「… Es así como es. Esto… ¿Lo qué está diciendo?」

 Como si afirmara la respuesta que Gordy dedujo, Vermudol asintió.

「Cierto, exactamente. La primera víctima de la Diosa de la Vida, la Reina Espiritual Ystia… Esa es la verdadera identidad de Ykslaas.」

「¿Ella… Acaso Ykslaas sabe?」

「Desde luego ella sabe. Después de todo yo se lo induje.」

 Diciendo eso, Vermudol tomó con su mano un documento sin procesar.

 Era el documento relacionado con el proyecto de restauración del Castillo del Rey Demonio que Ykslaas había presentado.

 Hojeando a través de este, Vermudol asintió luciendo satisfecho.

「Aunque ella se ve así, Ykslaas es una persona capaz. Sí es posible… Quiero construir una relación favorable con ella.」