VVC – Capítulo 134

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Capítulo 134: Casarse como esposa, fugarse como una concubina.


Casarse como esposa, fugarse como una concubina. Lo que ella hizo era lo que haría una concubina – él no estaba equivocado.

En el mejor de los casos, después de casarse con las dos hermanas, él trataría de hacer a Gu Tianqing también su esposa para que esas dos hermanas pudieran tener el mismo estatus.

Había calculado y planeado eso claramente para sí mismo y por tanto, ni siquiera se molestó en mirar a Gu Tianqing, quien ya había escuchado la conversación porque no estaba demasiado lejos.

Esa mujer conocía muy bien su lugar, por lo que no se atrevió a pronunciar ni una sola palabra a pesar de sentirse resentida…

No pudo evitar mirar a Gu Xijiu y quería saber cómo reaccionaría cuando escuchara las noticias.

Gu Xijiu no estaba respondiendo. Estaba parada allí con sus brazos cruzados, sus ojos brillaban fríamente, reflejando la luz de la luna.

¡Su aura era tan fría que envió escalofríos a la espina dorsal de Rong Yan!

¡Gu Xijiu miró hacia abajo con impaciencia, preguntándose por qué el Duque Lu no había llegado todavía! Si él no aparecía, ¡la gente de aquí se iba a marchar!

Fue a verlo esa noche y le dijo que escogiera el momento más animado y lleno de gente para desenmascarar el caso. De lo contrario, el emperador trataría de proteger a su hijo y el caso sería omitido. Entonces ya no podría vengarse en el nombre de su hijo.

Mientras pensaba en eso, se escuchó un cascabeleo desde lejos. En un abrir y cerrar de ojos, el sonido se había acercado a Wan Xing Lou. Mientras tanto, una fuerte voz clara fue escuchada, «Su Majestad, ¡tengo un memorial para presentar!»

La voz era fuerte y ruidosa, claramente audible para la gente del piso de arriba.

El emperador se sentía mal pero antes de que pudiera decir algo, los jinetes lograron atravesar la multitud y rápidamente se precipitaron…

Gu Xijiu giró la taza de té en su mano y sonrió.

¡El verdadero espectáculo estaba por comenzar!

Una de las personas que se abalanzó era el Duque Lu, el hermano de sangre del emperador y el padre del Conde Le Hua, Rong Yi, quien había sido asesinado por Gu Xijiu con una horquilla.

Él estaba gritando escaleras abajo, «Su Majestad, he encontrado al culpable que asesinó a mi hijo. ¡Por favor, asuma la responsabilidad de una decisión justa!»

Los plebeyos abajo estaban a punto de irse, pero volvieron a reunirse cuando escucharon al Duque Lu.

Este se apresuró a subir, junto con el ministro del Ministerio de Justicia, el Ministro de la Corte Judicial, el Maestro Hu de la Corte del Clan Imperial, así como otros plebeyos.

¡Enfadada, Gu Tianqing estaba considerando qué hacer a continuación, pero ella alzo casualmente su cabeza y se sorprendió al ver entrar a los plebeyos!

Ella sólo estaba familiarizada con dos entre los muchos. Solían trabajar para ella, para ser los testigos para testificaron en nombre de Gu Xijiu…

¡Se giró hacia Rong Yan!

¡Él solía decir que se aseguraría de que desaparecieran de la tierra! ¡¿Pero por qué estaban allí ahora?!

¡Rong Yan se puso pálido mientras apretaba sus puños en su manga!

¡Indudablemente sobornó a la cabeza de la prisión para asesinarlos silenciosamente! ¿Por qué todavía estaban vivos?

Se sentía incómodo – ¡el desastre estaba a la vuelta de la esquina!

Su sexto sentido era bastante bueno porque el Duque Lu lo miro ferozmente tan pronto como llegó.

Mientras el Duque Lu hablaba, inmediatamente soltó, «¡Su Majestad, la persona que mató a mi hijo no es otro que el duodécimo príncipe, Su Alteza Rong Yan!»

Todos los presentes quedaron conmocionados.

Rong Yan se sorprendió y gritó que él era inocente. Desafortunadamente, el Duque Lu fue bien preparado. Llevo todo tipo de evidencias ¡y cada una de ellas demostró que él era en efecto el culpable!

También se dio a conocer lo que Rong Yan intento ocultar.

Por ejemplo, la venganza personal entre el Conde Le Hua y él. Como el Conde Le Hua lo había insultado y humillado públicamente, solía jurar – bajo la influencia – que iba a matar a Rong Yi. Incluso el testigo estaba presente para testificar lo que él había dicho.