MRTM – capítulo 66

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Ciudad Miurat del imperio Flamee…

Tres días después de la batalla entre Samay con Blofebus.

-Maldición. ¿Dónde estoy?

-No me acuerdo de casi nada

-¿Por qué me encuentro con varios vendajes y acostada en esta cama?

Después de esto ella mira hacia los alrededores y ve que la habitación es muy lujosa…

-¿Qué hago en esta habitación lujosa y donde está mi subcomandante con los soldados…

luego se levanta y toma agua del vaso que estaba al lado de la cama en la que ella se encontraba…

-Ahhh que sed que tenía.

°°°¿Desde cuándo estoy acostada en la cama? Siento todos mis músculos atrofiados y con mucho dolor.

Después de esto ella empieza a saltar y mover sus brazos para aliviar su dolor, pero mientras hacía esto por algunos segundos le agarra un fuerte dolor en la cabeza y se cae al suelo tras no poder mantenerse parada, luego empieza a gritar del dolor y debido a esto empieza a recordar todo por lo que paso antes de quedar inconsciente.

-Ya me acuerdo…

-Termine así por el ataque de ese ser llamado Blofebus que vino en esa extraña nave. Maldición. -Después de decir esto empieza a recordar como Blofebus mato a varios de sus soldados y de repente….

-No…No…No…No.

-Ese ser mato a Belia. Todo es mi culpa. Si yo fuera más fuerte hubiera podido salvar a mis soldados y a mi subcomandante Belia.

-Como pude haber dejado que eso sucediera…

Todo esto decía Samay la general del imperio Flamee quien estaba tirada en el piso de la habitación de lujo mientras lloraba y golpeaba la cama por lo enojada y arrepentida que se sentía por no haber podido salvar a sus soldados y subcomandante.

Desde afuera se empiezan a escuchar ruidos de personas gritando que cada vez se escuchaban más cerca de la habitación en donde Samay se encontraba…

-¿Qué sucede?

-¿Por qué hay tanto ruido?

Luego de decir esto la subcomandante Belia junto a unos soldados entran de manera rápida a la habitación…

-comandante Samay estoy tan feliz de que ya este despierta -Decía Belia con los ojos llorosos mientras poco a poco se acercaba hacia donde Samay se encontraba tirada con los ojos llorosos.

-En serio…

-No estas muerta…

-Gracias a dios, pensé que habías muerto -Habia dicho Samay mientras saltaba a los brazos de la subcomandante.

Después de este salto ambas se abrazaron y lloraron mientras se tiraban al piso.

-Pensé que habías muerto Belia.

-Yo estaba preocupada de que usted no despertara nunca…

-Lo bueno es que estamos vivas…. pero… pero lastimosamente muchas vidas fueron arrebatadas por Blofebus -Dijo Samay con una cara apenada mientras seguía abrazando a Belia.

Luego de varios minutos de estar abrazadas Belia dice…

-Es cierto, el noble dueño de esta ciudad se dirige hacia la capital para acusarte de que no pudiste cumplir con tu misión de proteger la ciudad Miurant.

-Maldito noble. Se va a vengar por lo que hice cuando lo saqué por la fuerza de la sala del trono.

-Mejor cámbiese y lo hablamos en la sala principal mientras desayunamos -Dijo Belia mientras se paraba junto a Samay….

-Esta bien…

-En estos momentos tengo la cabeza muy confusa y adolorida.

-Es normal, ya que por lo que escuche de los soldados usted fue lanzada a una gran velocidad y con una gran fuerza hacia una casa de ladrillos por el tal Blofebus…

-Belia, quédate conmigo para ayudarme a cambiarme debido a que me duele todo el cuerpo y no creo poder cambiarme sola.

-Lo siento por pedirte algo tan tonto…

-No te preocupes. Es todo un honor poder servirle, ya que usted es la persona que amo -Dijo Belia a Samay.

-No…. digas… esas cosas… de manera tan despreocupada -Dijo Samay nerviosa, roja y sorprendida por lo que escucho por parte de su subcomandante….

-Ahahahhaha ustedes porque siguen en la habitación de la señorita. Váyanse ya de la habitación pervertidos que quieren ver el majestuoso cuerpo de la señorita Samay -Dijo Belia mientras empujaba a los cinco soldados que habían venido con ella para que se fueran de la habitación.

Después de que los soldados se fueran Belia ayuda a Samay a cambiarse y a ponerse su espléndida y hermosa armadura que no era tan pesada porque tapaba pocos lugares.

Su armadura era de color platino, pero no estaba hecho de este material. Esta armadura tapaba de hombro a hombro solo sus pechos, pero su abdomen estaba al descubierto y dejaba ver alguno de sus músculos, además también llevaba muy poca armadura en sus piernas, ya que si llevaba mucha podría dificultarla al moverse. La poca armadura que llevaba se debía al peso del metal, ya que ella no es una chica fuerte ni musculosa, solo tiene pequeños músculos en la parte ya mencionada, además su altura es mediana y no podría cargar con cosas tan pesadas.

Luego de todo esto se dirigieron hacia la sala principal para desayunar junto a los comandantes de los escuadrones del ejercito personal de la casa noble de Samay, ya que ella había sido mandada para proteger este lugar sin ninguna fuerza del ejército imperial y es por esto que vino con el ejército de su poderosa casa noble, cuyo poder de la casa noble de Samay puede rivalizar con la del emperador, no por influencia, sino por su poderío militar, ya que su influencia es poca debido al desprecio de los otros nobles hacia Samay por ser una mujer que comanda el ejército del imperio.

-Vaya que la señorita Samay si tiene mucha hambre y sed –Había dicho Kono quien es una persona muy alta y con un físico muy musculoso, lo que más llamaba la atención es su pelo rojo.

-Claro que lo tengo Kono, después de todo no como ni bebo desde hace tres días.

-Pero señorita Samay usted come y bebe como para diez personas -Dijo Luis otro de los comandantes del ejército de Samay quien es una persona tranquila con piel morocha y pelo castaño hasta la cintura.

-No vuelva a hacer nada apresurado señorita Samay -Dijo Leticia, una chica con altura media y pelo negro y corto.

-Está bien, no tienen por qué preocuparse.

-Pero fue impresionante ver como ese tal Blofebus te saco volando como si fueras una mosca – dijo Luis.

-Ehhhh no le digas mosca a la señorita Samay -Dijo Belia.

-No, Belia. Luis tiene razón. Él era tan fuerte que ni siquiera le pude hacer frente -Había dicho la comandante con una cara deprimida.

Leticia al ver la cara de Samay decidió cambiar rápidamente de tema…

-A mí me sorprendió la nave voladora en la que ellos iban. Era tan gigante y de seguro se podia ver toda la ciudad desde la capital. Como me gustaría poder tener mi primera cita en una nave así.

-Acaso tu solo piensas en citas -Dijo Belia de manera burlesca.

-Oye que tiene de malo pensar en el amor.

-Nada, nada.

-Por cierto, vamos al tema principal -Dijo Belia mientras Samay seguía comiendo y bebiendo de manera alocada.

-¿Que vamos a hacer con el noble que escapo de la ciudad para avisarle al emperador de tu fallo?.

-Esto puede traer varios problemas hacia nosotros. Ahahaha, esto es muy molesto, incluso puede que pierda mi título de general por no poder proteger esta ciudad.

-Eso es verdad y demasiado preocupante, ya que la ciudad tiene algunas murallas muy dañadas por los cañones que llevaba esa nave, además hay otras partes de la muralla que no creo que resistan y de seguro se van a venir abajo.

-Quien iba a pensar que las murallas de la ciudad Miurant quedarían en este estado después de resistir varios ataques del imperio Leville en el pasado -Dijo Samay deprimida.

 

-Continuara-