GDK – Capítulo 974

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Capítulo 974: Cambio rampante


Han Shuo había gastado bastantes esfuerzos para construir el Pandemonio. Había muchos secretos en el interior que los forasteros no conocían, la mayoría de los cuales le habían costado montones de riquezas y materiales para crearlos.

Para Han Shuo, cuyo poder estaba en el Reino del Rompimiento del Cielo, había absorbido montones de experiencia sobre las formaciones ofensivas del Caldero de la Miríada de Demonios. Junto con su entendimiento de las artes demoníacas, sus formaciones contenían conocimientos especializados que sólo él sabía. Si él fuera un artista, entonces el Pandemonio sería la obra maestra de la suma de sus habilidades y conocimientos.

Dentro de este, había algunos mecanismos especiales que nunca antes habían sido activados. Todo el tiempo, esos lugares no parecían tener alguna utilidad o función especial, así que la mayoría de las personas pensaban que eran inútiles. Incluso los Cinco Zombis de Élite no sabían de sus funciones. Sólo Han Shuo sabía verdaderamente lo que eran.

Los cambios llegaron repentinamente, enormes grietas aparecieron en el suelo donde la energía yuan fluía incontrolablemente, resultando en fuertes vientos y rocas y arena volando. Repentinamente parecía como si el fin del mundo estuviera descendiendo en el Pandemonio.

No hacía falta decir que dada su fuerza, Judas, Dhaka y los otros Superiores eran increíblemente sensibles a los cambios en el ambiente. Sabían que algo ocurría por los extraños cambios que ocurrían en el valle. Sin decir una palabra, todos ellos cargaron hacia las grietas en un intento de detener a Han Shuo y el resto de que escaparan a través de estas.

Parecía que era lo que él trataba de hacer, pero no hizo nada para detenerlos. Sus labios se curvaron en una sonrisa helada mientras dejaba salir otro aullido que perforaba los oídos y que pareció causar que el Pandemonio se transformara una vez más.

Vastas cantidades de energía estaba fluyendo como un enorme torrente. Los estruendos podían ser escuchados desde muchas nubes oscuras que se habían reunido mientras la energía yuan descendía en picada. Era como si todas las energías negativas en el mundo se hubieran reunido y estuvieran por acabar con toda la vida.

Al mismo tiempo, una sorprendente ola de energía emanó desde Han Shuo. El Caldero flotaba amenazadoramente en el aire mientras enviaba miles y miles de demonios que volaban hasta las opresivas nubes oscuras.

“Bryan, detén tus trucos. Mientras nos cuentes todo, estaremos de acuerdo con la sugerencia de Judas”. Quizás debido a que estaba asustado por los rápidos cambios, Isaiah, quien inicialmente quería matar a todos los de la Casa Han, comenzó a comprometerse.

Escuchado eso, Regis y Miller también aceptaron. Dhaka y Asser todavía parecían bastante vacilantes y no dijeron nada sobre ello. Nadie sabía si aceptaron lo que Isaiah dijo.

Judas sonrió ligeramente, pero se sentía un poco disgustado con lo que Isaiah había dicho. Le dio una mirada burlona.

Wasir y Salas, quienes se habían preparado por la posibilidad de morir, también estaban sorprendidos por ver que Han Shuo había causado todos esos rápidos cambios. Ahora que la supervivencia todavía estaba en sus cartas, su espíritu de pelea se encendió. Se le acercaron con el intento de apostarlo todo en él.

Han Hao, ahora deleitado, levito en el trono a un lado de su Padre. En el momento en que Han Shuo actuara, lo iba a ayudar con la carga.

Mientras los Superiores trataban de salvar la situación, el intento asesino, odio, resentimiento y otras energías negativas se condensaron en las nubes oscuras que descendían sobre las barreras defensivas y sellos que habían colocado en toda el área.

El sello que Miller desplegó fue el primero en ser destruido mientras las otras barreras fueron partidas y destrozadas. Parecía como si pronto todas fueran a ser removidas.

Luego, sin ninguna advertencia, una repentina energía yuan alejó a todos mientras el intento asesino desde las amenazantes nubes negras entró en el caldero en un instante, causando que este creciera múltiples veces antes de cargar hacia Judas.

El rostro de Judas se sacudió mientras tenía la sensación de que no era rival para el caldero. En lugar de tomarlo de frente como lo había hecho antes, eligió esquivarlo.

“¡Salas, Wasir, váyanse ahora!” Han Shuo grito mientras señalaba con su mano izquierda hacia una grieta que estaba llena con energía yuan y que repentinamente se volvió más grande, revelando un enorme y aparentemente infinito abismo. La fuerza fue tan grande que Ossora, quien estaba bloqueando la grieta, fue forzado a alejarse rápidamente como uno ebrio mientras este se tambaleaba hacia atrás.

“¿Qué hay de ustedes dos?” Salas preguntó. No se marcharon inmediatamente como Han Shuo les pidió.

“¡Han Hao y yo escaparemos con nuestros propios medios, así que no se preocupen! Rápido, este es mi último recurso. Una vez que las energías se disipen, ya no seré capaz de reunirlas de nuevo. ¡No podré mantener esto por mucho tiempo, así que deben irse ahora!”

“¡Vamos!” Wasir le disparó a Han Shuo una mirada solemne antes de lanzarse al abismo infinito. Han Shuo podía decir que tanto confiaba en él basado en eso.

Después de quedar en blanco por un momento, Salas endureció su resolución. “Cuídate. Todavía estaré esperándote para cumplir completamente la promesa. ¡Mientras puedas escapar con vida, te tomaré como mi maestro!”

Luego salto en la grieta después de Wasir.

“¡Deténgalos!” Gritó Dhaka. Balintan y Kauze quienes eran los más cercanos a la grieta cargaron rápidamente hacia ellos.

Han Shuo cerró sus manos y desató un rayo concentrado desde sus palmas, causando que la energía yuan que empujaba a Ossora formara un obstáculo insuperable que mantuvo alejados a los Superiores, permitiendo que los Soberanos escaparan.

“¡Mátenlo!” Dhaka gritó mientras dejaba que la energía de la destrucción en su cuerpo surgiera para formar un Orbe de la Destrucción del tamaño de un sol oscuro. Este orbe era del tamaño de cientos de puños combinados y el potencial destructivo podría causar terror en la mayoría que lo viera.

Cuando Regis, Miller, Isaiah y Tuckamore notaron que tan siniestra era toda la situación, ya no se contuvieron.

Los rayos rugieron mientras los relámpagos caían como lluvia. Fuertes vientos formaron rápidamente muchos tornados destructivos mientras la tierra se sacudía sin parar. De la nada, un meteorito cayó desde el cielo. La densa energía del hielo se convirtió en una niebla que congelaba todo lo que tocaba.

En ese momento, los Superiores, quienes habían desplegado sus Dominios de la Divinidad, atacaron con todo su poder. Toda clase de fuerzas chocaron en el Pandemonio amenazando con destruirlo todo.

“¡Han Hao, puedes irte primero!” Gritó Han Shuo. Sus tres almas se fusionaron en un solo cuerpo instantáneamente antes de desplegar su Dominio de la Divinidad antes de que los otros Superiores cargaran. A la fuerza extendió su dominio.

Sin embargo, Han Hao no se retiró como le ordenó su padre. En su lugar, amplió la distancia entre ellos y utilizó el poder del Fragmento del Epítome a toda su capacidad, causando que una gigantesca lápida se manifestara.

Desde ese instante, algo incluso más extraño ocurrió. La energía yuan que venía desde el Pandemonio parecía haber sido arrastrada por el intento asesino, resentimiento, sentimientos violentos y otras energías negativas que los incontables muertos habían dejado atrás. Se fundieron en el dominio híbrido de Han Shuo, causando que se transformara una vez más. A diferencia de la última vez, el dominio en ese momento contenía no sólo las energías de la muerte y destrucción, también varias energías negativas que venían del valle. Al parecer ya no era afectado por el fragmento de Han Hao, ya no había conflicto.

“¡ARGHHH!” Han Shuo rugió. Repentinamente, él sintió que el yuan demoníaco en su cuerpo ya no estaba bajo su control. Este se disparó a una velocidad que a simple vista difícilmente se podía seguir, hacia su nuevo dominio, dentro del que muchos demonios danzaban.

En ese momento, la muerte, destrucción, demonios, yuan demoníaco y muchas otras fuerzas se mezclaban en una forma que nadie podría siquiera imaginar. Se sentía como hubiera una bestia que había emergido desde las fronteras del universo, la encarnación de todas las cosas malvadas, un agujero negro que devora todo y cuya radiación no era nada más que una pura maldad de la muerte.

Los Superiores sentían que la energía corría desde ellos como si fuera engullida por el nuevo dominio de Han Shuo. Se sentía como si el suelo se hubiera fracturado y el mundo estuviera siendo destruido.

Luego llegó un destello tan brillante como miles de soles. Todo y todos fueron envueltos instantáneamente con una luz cegadora…

Después de algo de tiempo que pareció como si fuera un día, pero paradójicamente fue un momento pequeño, el agotado Han Shuo recuperó su consciencia y sentidos. Sintió dolor que venía desde todo su cuerpo, un dolor que hacía mucho que no había experimentado.

Lentamente, abrió sus ojos y notó que estaba ensangrentado por todas partes. El Cuerpo Invencible del Presagio del que había estado orgulloso ahora no parecía tan invencible. Algunas de sus heridas exponían sus huesos y la sangre fluía sin parar. Todavía no se acostumbraba a la sensación, luchó para dar la vuelta. La vista que lo recibió fue algo llamativo más allá de cualquier descripción.