EAA — Capítulo 158

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Capítulo 158: Un Reto (1)


Una píldora de Rango Alto de la Etapa Tierra.

¿Estaba soñando?.

Solo fue capaz de recuperar sus sentidos después de un largo período de tiempo.

En un pequeño patio lleno de hojas rojas, una joven se sentó en un taburete frente a un árbol de arce. Sus manos levantaron su mejilla mientras se movía, y observa hacia el cielo… En esta ocasión, sus ojos no estaban tan fríos como de costumbre, sino claros y limpios.

Ella no pareció darse cuenta de las hojas rojas que aterrizaron sobre sus hombros y su cabeza mientras continúa observando el cielo.

Con su cabello y su ropa revoloteando en el viento, su belleza se volvió extremadamente espeluznante. Solo con estar sentada allí, en silencio, despedía el encanto de una belleza propia de otro mundo.

Cuando Ye Wu Chen vio tal espectáculo, su corazón momentáneamente se detuvo un latido…

En comparación con la fuerza habitual de ella, esta joven frente a él podía hacer que las personas no puedan soportar el molestarla.

«Mu’er, ¿en qué estás pensando?»

Un par de brazos la abrazaron, forzando a la joven a despertar de sus pensamientos. Ella se estremeció y bajó la mirada antes de que sus largas y densas pestañas temblaran un poco.

«Wu Chen, ¿te acuerdas de ese hombre albino?»

El hombre que apareció de repente y habló con esas palabras ilógicas…

«No sé por qué, pero siento que debería conocer a ese hombre. Por alguna razón, me siento incomoda, tal vez algo sucederá en el futuro cercano.»

El consejo que el albino le había dado todavía sonaba en sus oídos.

¿Acaso ese hombre no le había dicho que tuviera cuidado…? ¿Pero quién era él?.

Ye Wu Chen abrazó a la joven frente a él con más fuerza, para decir con una sonrisa encantadora: «Mu’er, pase lo que pase en el futuro, lo enfrentaremos juntos; sin embargo, ¿no tienes miedo de que tu esposo esté celoso de que pienses en otros hombres mientras estamos juntos?”

Extendió su mano para agarrar el hombro de la joven antes de girar su cuerpo hacia él, obligándola a mirarlo.

La distancia entre ellos era tan cercana que podían sentir la respiración del otro…

Este fue otro momento en el que Mu Ru Yue estaba muy cerca de Ye Wu Chen, así que lo evaluó.

Era innegable que este hombre poseía una belleza excepcional, ya que era tan encantador y atractivo como un floreciente lirio de araña roja en la orilla de un tranquilo lago. Incluso si uno supiera que estarían en peligro después de acercarse a él, aún era difícil resistir tal fuerza de atracción.

Su rostro era suave, pero no hasta el punto en que su masculinidad estaba eclipsada. Fue cuando noto eso que sus atractivos labios se curvaron hacia arriba, formando un arco perfecto… Sus ojos eran siniestros y fríos, llevando consigo una estricta, dominante y noble aura; sin embargo, cuando miraba se posa en esta jovencita delante de él, un rastro de dulzura aparecería dentro de ellos.

«El proverbio dice que la belleza de una chica provocará la caída, pero en mi opinión, creo que es esta belleza masculina la que conducirá a dicha caída.»

En el pasado era debido a que él pretendía ser un tonto que nadie estaba dispuesto a entrar en la Mansión del Rey Fantasma, No obstante, en los últimos días, él le dio muchos problemas… Este hombre era demasiado guapo.

«Si ser tu marido me levará a la ruina, entonces solo estoy dispuesto a afectarte, mi esposa». Ye Wu Chen sonrió con burla mientras tiraba de la niña en su abrazo, de nuevo. Su felicidad se mostró con claridad en sus labios.

Era suficiente para él tenerla solo a ella en esta vida…

Noche.

El cielo nocturno estaba iluminado por las estrellas.

Cuando Ye Wu Chen salió de la Residencia Mu, una figura lo acechó en secreto. Él frunció sus cejas cuando un rastro de frialdad pasó por sus fríos y siniestros ojos.

«¿Quién está ahí? ¡Complace a este Príncipe y desaparece!”

Una vez que dijo eso, una figura vestida de rojo apareció frente a él, Wu Chen la reconoció como Xiao Min.

Ella se había vestido con cautela para hoy, ya que se veía cada vez más encantadora, apareciendo como una rosa roja y fresca. La mancha roja de cinabrio entre sus cejas sirvió para realzar su belleza.